Redacción.- La artista Shakira sigue estando en el foco de atención, y es el motivo de titulares semana tras otra.
Esta vez, el periódico «El País» publicó en exclusiva la comparecencia completa de la colombiana durante la primera vista de su proceso penal con motivo de la acusación por el presunto fraude de 14,5 millones de euros a Hacienda.
El futbolista y sus hijos son los principales protagonistas de las confesiones. Rabia, indignación, amor, nostalgia, entusiasmo se entremezclan con secretos inconfesables, que, quizás, continuarán el próximo mes de noviembre, cuando se retome la causa.
«Sinceramente, su señoría, no conozco a nadie que esté en un proceso penal por tener un novio. Por eso siento que es tan injusto y surreal», explica Shakira ante el micrófono cuando es preguntada por la Fiscalía acerca de su acusación, la cual le solicita una pena de cárcel y una multa estratosférica: 23,7 millones de euros.
«Era una nómada, una persona sin raíces ni estabilidad. He viajado a un ritmo tan intenso que he llegado a estar en tres países en un mismo día. Es uno de los precios más altos que he tenido que pagar por mi carrera. Estaba en todos lados, vivía en un avión más que cualquier piloto», justificaba para intentar explicar por qué no había elegido nuestro país como residencia fiscal.
La artista aseguró que se mudó a España solo por amor. «No tenía ganas de venir a España. Es un país lindísimo, pero no es el epicentro de la industria de la música. Para mí estar en España es un sacrificio enorme para mi éxito profesional, porque no cuento con lo mejor en la producción artística, que está en Estados Unidos». Es como pedirle a Gerard ir a Barranquilla a jugar por el Júnior por amor», expresó.
La cantante no se guardó nada, incluso habló de su relación con el exdeportista. «Empiezo a salir con él y, si tengo un poco de tiempo libre, prefiero ir a verlo a él y no ir a Bahamas a encontrarme con mi ex. Era una situación que no le hacía nada de gracia a Gerard», comienza relatando.
Por último, matizó que no todo fue un cuento de hadas. «Nuestra relación era muy turbulenta, era un Dragon Khan [una montaña rusa del parque de atracciones Port Aventura, en Tarragona], porque nuestras vidas profesionales no compaginaban, era como juntar agua y aceite. Yo era una trotamundos y él tenía que cumplir un horario. No nos entendíamos muy bien, y espero que esto no se filtre a la prensa». Su último deseo no se cumplió. Hoy lo podemos comprobar.