REDACCIÓN.– Uno de los aspectos que diferencia a los humanos de los animales es la medición del tiempo. Siempre se presta especial atención a lo que significa crecer y envejecer y el modo en el que se debe medir los hitos y sucesos históricos.
Los humanos obsesionados con el paso del tiempo desde la época de las cavernas.Los ancestros pronto se dieron cuenta de que los ciclos del día y la noche estaban asociados al sol y la luna, así que los primeros calendarios eran tan básicos como contar las veces que se ponía o salía el sol.
El calendario actual es mucho más preciso. Los años duran 365 días, y cada cuatro años se añade un día más. Pero, ¿sabías que el calendario tiene doce meses por culpa del asedio a Numancia, o que en 1582 se tuvieron que eliminar 10 días de octubre para corregir un error de cálculo que descubrió la Universidad de Salamanca?
¿Por qué los calendarios actuales son tan complejos? Al principio se usaban las estrellas y la Luna como referencia, porque el ciclo de la Luna de 29 días es bastante estable y fácil de registrar, a medida que la Luna cambia de fase:
Se ha encontrado un calendario lunar en Escocia con 8.000 años de antigüedad.
Al darse cuenta de que contar los días y las noches no era suficiente. ¿La razón? Las estaciones y las cosechas. Hasta la Revolución Industrial, que tuvo lugar hace apenas 250 años, la Humanidad ha dependido de los ciclos de las cosechas. Contando las veces que salía el sol no se podía calcular bien cuando empezaba una estación, cuándo emigraban las manadas de animales, o cuándo había que plantar las cosechas, así que idearon calendarios más precisos.
Puesto que el Sol y la Luna siempre se han relacionado con los dioses y lo divino en las culturas antiguas, la mayoría de los calendarios han sido impuestos por las religiones.
Cuenta la leyenda que el primer calendario romano fue creado por el fundador de Roma, Rómulo, sobre el siglo VII a.C.
El año tenía 10 meses lunares, de marzo a diciembre. Los dos meses que faltan no tenían asignado ningún nombre, ya que era pleno invierno y no había cosechas ni campaña militar. Era tiempo perdido en el que la gente participaba en ritos de purificación, ampliaba sus casas o preparaba los campos.
Numancia fue la culpable de que el calendario actual tenga 12 meses. En el año 153 a.C. se decidió empezar a contabilizar el año el 1 de enero, en lugar del 1 de marzo, para tener más tiempo para planificar las campañas de las guerras celtibéricas, y el asedio de Numancia. Se añadieron enero y febrero al calendario y se cambió la duración de los meses a 29 y 31 días, ya que los números pares daban mala suerte, según los romanos.
Los meses se llamaban Ianuarius, Februarius, Martius, Aprilis, Maius, Iunius, Quintilis, Sextilis, September, October, November y December. Son los mismos que hay ahora, inalterables durante más de 2.000 años.
Más adelante Quitilis se cambió por Julius, en honor del emperador Julio César. Sextilis se cambió a Augustus, para recordar al emperador Augusto.
Este primer calendario romano daba muchos problemas, pues los meses lunares no se correspondian con los solares, con los que se regían las estaciones. El año romano tenía 355 días, lo que obligaba a añadir dos meses cada 4 años, llamados Mercedonio e Intercalar.
El calendario maya, por ejemplo, comenzó su cuenta en el año 3114 antes de Cristo (a.C.), y se repite en ciclos de 52 años. Según su nomenclatura solo cubría hasta el 21 de diciembre de 2012, de ahí la superstición de que ese día se acabaría el mundo. Algo que, por supuesto, no ocurrió.
El calendario egipcio es el primer calendario solar conocido. Se comenzó a usar en el año 3.000 a. C. y era sorprendentemente parecido al actual. El año tenía 365 días dividido en 12 meses de 30 días. Los 5 días que faltaban se añadían al final del año. Eso sí, el mes se dividía en tres semanas de 10 días.
El emperador Julio César, obsesionado con su figura y empeñado en perdurar en la Historia, decidió modernizar el viejo calendario romano, vigente durante más de setecientos años, para instaurar el calendario juliano, en el año 46 a.C, y poner su nombre a un mes (Julio). Este calendario se extendió por toda Europa y América, a través de las conquistas españolas, inglesas y portuguesas.
En el calendario juliano un año duraba 365 días y 6 horas, así que cada cuatro años se añadía un día más. Lo que hacían era repetir el 24 de febrero, y se llamó bisiesto.
Aunque fue sustituido por el calendario gregoriano en el siglo XVI en casi toda Europa, se ha mantenido vigente en algunos países como Turquía, Grecia o Rusia, hasta principios del siglo XX. Grecia, por ejemplo, cambió del juliano al gregoriano en 1923.
El calendario juliano, como el egipcio, fijaba un año de 365,25 días, es decir, 365 días y 6 horas. Pero en el siglo XVI astrónomos de la Universidad de Salamanca descubrieron que un año en realidad duraba 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos. Cada año se habían contabilizado 11 minutos de más, durante siglos, lo que provocaba que el cálculo de las estaciones, las cosechas y, especialmente, la festividad cristiana de La Pascua, sufriese un desfase.
El papa Gregorio XIII decidió poner orden y, con la autoridad divina que solo el Papa posee sobre la faz de la Tierra, organizó un congreso de sabios para unificar los calendarios de la Cristiandad. Para corregir el error de 11 minutos que se había mantenido durante siglos, tomaron una medida drástica: en el año 1582, octubre tuvo 11 días menos. El día 4 dio paso al día 15:
También se acordó que los años seculares (los que cierran el siglo, es decir, acaban en 00), solo son bisiestos si son múltiplos de 400. El último secular bisiesto fue el año 2000, y el próximo será el 2400.
España, Italia y Portugal fueron los primeros países que usaron el calendario gregoriano. En el imperio anglosajón no se adoptó hasta 1752. Hubo rebeliones y protestas en muchas ciudades inglesas porque «el Papa de Roma les robaba 11 días del año«. En la actualidad es el calendario más usado en el mundo.
En este calendario los meses tienen distinta duración. Hay un truco muy sencillo que todos los niños aprenden: se juntan los puños, y el primer nudillo es enero. El mes que cae en nudillo tiene 31 días, y el que cae en un hueco entre nudillos, 30 días (salvo febrero, que tiene 28 o 29 días):
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