Gatos
REDACCIÓN INTERNACIONAL-1 – Exceso de caricias
Sí, les gusta que les acaricien la cabeza y el cuello. Pero -en general- no disfrutan en absoluto cuando las caricias comienzan a rondar la zona del vientre, el lomo o hasta el rabo.
Muchos felinos suelen ponerse nerviosos cuando las manos de sus dueños se pasan del límite y tienden a morder o arañar.
2 – Alimento viejo
Jamás debe dársele alimento enlatado que haya vencido, porque al margen del notorio mal olor, puede traerle serias enfermedades. Entre las toxinas peligrosas se encuentran Salmonella, Escherichia coli, Staphylococcus y Streptococcus.
3- Que uno los ignore
Los gatos tienen fama de mascotas poco amigables, pero eso no quiere decir que sean antisociales o solitarios. A ellos les gusta compartir con sus dueños u otros animales de su especie, pero también prefieren ser ellos los dueños de elegir cuándo. Eso sí, cuando uno los ignora contra su voluntad, pueden tomar alguna medida punitiva, como orinar las pertenencias del dueño, aunque lo hacen desde el amor.
4- No ser los preferidos
Cuando hay más de un gato dominante en la casa, llegan los celos. Aunque las riñas también surgen cuando un gato «vecino» se mete en territorio ajeno.
Los gatos son territoriales, aunque pueden «compartir». Si hay dos gatos alfa en una casa, uno puede sentirse cómodo en la sala y otro en la habitación, y no hay problemas con eso, si bien es importante que el dueño les haga entender que la casa no les pertenece por completo.
5-Tener la caja de arena sucia
Cuando un gato orina lejos de su caja de arena, es hora de limpiarla. Ellos detestan que su espacio esté contaminado y buscan un nuevo lugar como substituto, que puede ser desde la cama hasta dentro de un gabinete o armario, y en esos casos, no lo hacen por amor. Los gatos tienen un olfato 14 veces más poderoso que el de los humanos, por lo que su criterio de limpieza es bastante más exigente que la de sus dueños.
6- Ruido excesivo
Los gatos disfrutan de la tranquilidad, una buena siesta al sol, ese tipo de cosas que generan envidia en sus dueños. Por eso, en Navidad o Año Nuevo o incluso cuando hay una fiesta cerca de su territorio, suelen esconderse en algún rincón, lejos del mundo, especialmente los más viejitos
