Senado reconoció a tres eminentes médicos Dominicanas

Senado de la República Dominicana

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El Senado de la República tributó un reconocimiento a tres eminentes médicos dominicanos, cuya labor profesional y social les ha merecido el aprecio de diferentes sectores de la sociedad dominicana.

Tras la aprobación en diciembre del pasado año de una resolución emitida por el pleno de esta Cámara Alta, los homenajeados a este propósito son los doctores Manuel Eduardo Valdez Guerrero, Héctor E. Mateo y Hugo Mendoza Tapia.

El presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, resaltó la labor humanística desarrollada durante años por los médicos, de quienes dijo han servido al país con vocación y entrega.

Recordó la frase del profesor Juan Bosh: “El que no vive para servir no sirve para vivir”, para encajarla en el nombre de los tres prestantes científicos.

La senadora y vicepresidenta Cristina Lizardo, proponente de las piezas de reconocimientos aprobadas en el Senado, agradeció a los homenajeados sus aportes a la medicina y la ciencia de la República Dominicana.

Los reconocidos

Oriundos de las provincias Peravia, Sánchez Ramírez y La Vega, los doctores Valdez Guerrero, Mateo y Mendoza Tapia fueron exaltados por su alta contribución profesional en el sector médico nacional.

Fallecido en el año 2009, el pediatra Hugo Mendoza fue poseedor de un gran talento, que conforme a sus biógrafos no lo utilizó para enriquecerse, sino para enseñar pediatría y elevar el nivel de la medicina dominicana, llegando a convertirse en un investigador incansable.

Mientras, que sobre el oftalmólogo Valdez Guerrero se refiere que nació en mayo del año 1918 en la comunidad rural de Nizao, perteneciente al municipio de Baní, provincia Peravia, desde donde se trasladó a la ciudad capital al ingresar a principios de la década 40 a la antigua Universidad Autónoma de Santo Domingo  (UASD).

De su lado, el cardiólogo Mateo Martínez nacido  el 20 de marzo de 1921 en el municipio de Cotuí,  llegó siendo un jovencito a donde cursó sus estudios secundarios. “Desde joven se caracterizó por una profunda vocación humanitaria y gran obsesión por su profesión, lo cual lo ha convertido en un prócer de la medicina y un científico de la cardiología, distinguido por su gran sencillez”, según detalles distribuidos sobre su hoja de vida.