Señal indignante

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El robo de 950 kilos de drogas por el cual guardan prisión preventiva dos fiscales y ocho oficiales y agentes de la  Dirección Central Antinarcóticos de la Policía Nacional escandalizó al país justo antes de la llegada del año nuevo.

En enero, el Consejo Superior Policial solicitó la puesta en retiro forzoso de estos miembros de la uniformada por sus vínculos con este acto delictivo y el jefe de la policía como integrante de dicho consejo, firmó la solicitud.

Ahora, salen a la luz pública las notificaciones oficiales con fecha del 24 de febrero, pero retroactivo al pasado día 12, que dan cuenta que a Carlos Fernández Valerio, suspendido jefe del Dican, el teniente coronel Félix Humberto Paulino López, director de Operaciones del mismo órgano, el mayor Luciano Gómez Cabrera y al Mayor Ruddy José Japa Álvarez, el poder ejecutivo los ha colocado en situación de retiro forzoso con pensión, por razones de antigüedad. El mismo jefe de la policía, Manuel Castro Castillo, firma esta medida.

Esto es indignante, o sea, están vinculados a un escándalo de proporciones mayúsculas y los premiamos por su antigüedad.

Hay varias vertientes que debemos analizar. Primero ¿qué mensaje enviamos a los oficiales y agentes activos, que en un momento u otro pudieran verse tentados por los tentáculos del narcotráfico? Al buen entendedor pocas palabras bastan, si no hay consecuencias y continúo con  beneficios, ¿por qué actuar de manera pulcra, responsable, y apegado a los mejores valores?

Segundo, como quedan lo que llevan la voz cantante en estas investigaciones, que en muchos casos arriesgan sus vidas, luchando contra el narcotráfico y ven con desilusión medidas que en nada reflejan lo que externa el Ministerio Público y el Procurador General, quien ha dicho con relación a este caso que debemos ser drásticos al tiempo de señalar que otras naciones viven hoy situaciones muy críticas, precisamente fruto de cómo las instituciones se han permeado.

Tercero, y tal vez el mensaje más importante, es el que damos a nuestros hijos cuando quedan impunes sin sanción los vinculados a casos tan graves. Me pregunto ¿Cómo guiarlos por un camino recto cuando miran hacia arriba y el sendero se ve en declive, confuso y sin dirección clara que delimite el bien y el mal con consecuencias severas que los motiven siempre escoger hacer lo correcto, aun cuando nadie este mirando?

Lo penoso es que estas y otras preguntas relevantes probablemente queden sin respuestas moralizantes, pero no por ello debemos callarnos ante la desvergüenza y el irrespeto a la ley.