SANTO DOMINGO, República Dominicana.– El cierre de las sedes consulares dominicanas en Haití es una decisión comprensible, en el contexto de las agresiones y hechos de violencia de que fueron objeto recientemente, pero esto endurece las tensiones con esa nación y crea un nuevo escollo para mejorar las relaciones.
República Dominicana tiene razones para justificar y defender esa medida, que tiene carácter preventivo, en el entendido de que mientras no haya garantías confiables, el personal consular nuestro podría correr riesgo.
Haití ha dado seguridades de que esa integridad será garantizada, lo que resulta tranquilizador, pero a juzgar por lo sucedido y el clima de violencia prevaleciente en el vecino Estado con grupos fuera de control, nada garantiza una protección segura.
Sin embargo, reconocida la razón dominicana y la validez de un argumento tan supremo como la protección de vidas, no puede ignorarse que la disposición tiene implicaciones políticas y diplomáticas por el nivel sensible y delicado en que están las relaciones con Haití.
Esa connotación está dada por el antecedente del fuerte planteamiento del canciller Andrés Navarro, cuando inicialmente llamó a consulta al embajador Rubén Silié y envió una nota de protesta oficial.
El hecho de que sin citar ese incidente, en su discurso del 27 de Febrero el presidente Danilo Medina afirmara que no habría otro plazo, finalizado el proceso de la ley de naturalización, agregó otro ingrediente en los ya agrietados nexos domìnico-haitianos.
Esto ha sido usado por grupos que defienden los derechos de los haitianos y de los dominicanos de esa ascendencia, para tener un nuevo motivo de protesta que en nada ayuda a disminuir tensiones.
Es bueno advertir que en este diferendo bilateral y en la búsqueda de salidas amigables, factibles y prudentes, las partes deben ignorar a quienes con intención o sin advertir las consecuencias de sus pronunciamientos, atizan el fuego para que arda entre dos pueblos hermanos.
La reunión del Sistema de Integración Centroamericano (Sica), el lunes próximo en Guatemala con la presencia del presidente Medina, es una buena coyuntura para que el canciller Navarro y su homólogo haitiano, Pierre Duly Brutus, puedan limar asperezas y reencauzar las relaciones dominico-haitianos por mejores senderos. Esperamos que así sea y que la sensatez prevalezca.