1.- La dominicana, como sociedad humana, está totalmente averiada, echada a perder. En ella el brillo desaparece hasta en los metales preciosos; es una mancha a la dignidad.
2.- Por el deterioro social dominicano, la condición de ciudadana o ciudadano queda reducida, no sirve para nada, es inservible. Es, más o menos, innecesaria.
3.- La generalidad de mis conciudadanos desconocen que por el menoscabo en que se encuentra el accionar político, para ejercer el derecho a elegir y ser elegido, no basta con ostentar la calidad de ciudadana o ciudadano.
4.- Porque la forma de hacer política en la República Dominicana, se ha convertido en algo que deshonra, no todos los que tienen la calidad de ciudadanas y ciudadanos, están dispuestos a perder la honra, a desacreditarse.
5.- Ciertamente, la Constitución política dominicana, en virtud de su artículo 22, garantiza a las ciudadanas y a los ciudadanos, a elegir y ser elegidos. Pero estas prerrogativas no son suficientes para sus titulares ejercerlas con decencia.
6.- La realidad de la politiquería dominicana enseña que aquel que se disponga a ser candidato, no le basta con estar investido como ciudadano, porque, además, debe estar dispuesto a moverse en la cultura del bajo mundo, del hampa.
7.- El dominicano, que por ser ciudadano decente tiene la creencia que puede actuar con éxito en la política, está totalmente equivocado. El resultado feliz en la política nacional, no está supeditado a virtudes cívicas y talento. Esto no cuenta para nada.
8.- El accionar político exitoso, está ligado a desdoblarse, plegarse a la forma de hacer política de baja estofa, recurriendo a las prácticas más deleznables, a medios infames.
9.- Hay que ser una ciudadana o un ciudadano truchimán, para insertarse en la politiquería dominicana. Aquel que aquí quiere escalar políticamente, está en la obligación de hacer truchimanerías, demostrar habilidades para engañar.
10.- Honestidad, honradez, incidencia en la comunidad y buena fama, nada de esto importa para triunfar en el negocio politiquero dominicano. Lo que cuenta es la bajeza, degradarse, ser indigno.
11.- Unir la moral de cafre con la mercancía dinero adquirida bajo cualquier forma, es tener buen sentido de la politiquería. Mientras más baja es la conducta, a más alta posición se asciende políticamente.
12.- El profesor de ciencias políticas, que en las universidades dominicanas no explica a sus alumnos lo que es la politiquería y sus formas de llevarla a cabo, no enseña correctamente a los estudiantes.
13.- La política, como actividad social en el seno del pueblo, hace años que en nuestro país se ha convertido en una operación comercial, en la cual intervienen muchas personas moralmente descalificadas, pero cuadran perfectamente con la cultura de hacer politiquería.
14.- Todo aquel que quiere triunfar en la política, con la prédica decente, honesta, veraz y absoluta honestidad, por ahora no tiene espacio en el quehacer político. Está mandado a guardar, desfasado.
15.- El mensaje de lo que es debido, de cómo debe ser el ente social honrado, íntegro y lleno de nobleza, ya está fuera de la política dominicana. Su lugar está ocupado por la conducta indecente, deshonesta, indecorosa y búscame lo mío.
16.- El hecho de que la politiquería ahora esté predominando, no quiere decir que siempre será así. El día ha de llegar, que es de desear que sea pronto, cuando la política va a ser un accionar de gente auténtica, llena de sensibilidad, decente y de alta valoración como ciudadana y ciudadano.