Ser feliz con lo que tienes

Ray Ortega.

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

La mayoría de las veces nosotros no somos felices con lo que tenemos. Mientras más tenemos más queremos. Tenemos que aprender a ser felices con lo poco o lo mucho que Dios nos ha dado, y no desear lo que los demás tienen. Es por eso que muchos caen en el vender drogas, porque quieren conseguir el dinero fácil y tener lo que los otros tienen.

Quiero contarles una historia de un niño llamado José y dice así: José era un niño de ocho años de edad que vivía con sus padres y su hermana de once años. Después de venir del colegio, comer algo y descansar, jugaban un poco y luego hacia las tareas. José sin embargo interrumpía sus actividades para observar a través de su ventana a otro niño que se había mudado al vecindario con sus padres y que permanecía rodeado de juguetes costosísimos. José admiraba a su vecino en silencio porque creía que tenía todo para ser feliz. Tenía los mejores juguetes, casi siempre estaba solo y por lo tanto no había nadie quien le dijera que apagara el televisor o el juego de video.

Los dos niños en cierta ocasión se encontraron en el parque del conjunto familiar y comenzaron a jugar, en la medida en que compartían, José se dio cuenta disfrutaba mucho de su compañía, se reía y celebraba por todo. José le pregunto por los juguetes que había visto a través de la ventana y el niño respondió: Es lo único que tengo pero en realidad cambiaria todo eso por un hermanito que me sirviera de compañía o por la posibilidad de estar más tiempo con mis padres, porque ellos casi nunca están en casa y paso mucho tiempo triste y solo.

José comprendió que las apariencias engañan. No siempre lo que tú deseas de los otros es lo que te causa alegría.

Otros desean tener lo que nosotros no valoramos lo suficiente como la compañía de nuestros seres queridos, tus padres, tus hermanos, tus abuelos. La felicidad no se consigue cuando tienes cosas, hay muchos que tienen de todo y no son felices.

Termino con el Capitulo 3, del Evangelio de San Juan, Versículo 4, que dice: “Nada me causa mayor alegría que saber que mis hijos viven en la verdad”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.