La reflexión que acaba de hacer el empresario Juan Vicini Lluberes sobre las consecuencias que tendría imponer la reforma fiscal sin lograr un consenso nacional, constituye una severa advertencia que debería ser objeto de estudio y atención de parte de los congresistas.
Con observaciones muy precisas y bien argumentadas, pero sin una postura inflexible, ya que admite la necesidad de una reforma para cubrir el hoyo fiscal, Vicini Lluberes ha expuesto una especie de credo en materia fiscal que merece ser leído detenidamente.
En lo que podría interpretarse como una condena al autoritarismo de Estado si la reforma se impone desoyendo las críticas, el joven empresario hace una vehemente defensa del derecho a la vida dentro de un ambiente libre y digno en que no haya extralimitaciones impositivas.
En ese sentido, y en una obvia referencia a algunos de los puntos esenciales del proyecto de reforma fiscal enviado al Congreso, Vicini Lluberes expresa su resuelta oposición a cualquier gravamen que “confisque el crecimiento y la generación de valor de un patrimonio sobre el otro”.
En otro punto esencial de su exposición, dice no creer en ningún gravamen que confisque valor patrimonial sin que se transparente claramente y públicamente dentro de las disposiciones que establece la Constitución de la República.
En otras palabras, que al ejercer un poder de confiscación a través de impuestos abusivos y de doble tributación, se estarían vulnerando principios del ordenamiento constitucional y creando distorsiones jurídicas en perjuicio de derechos ciudadanos.
En ese contexto, interpretados nosotros, puede situarse lo que se pretende hacer con los intereses que ganan los ahorristas en la banca, al penalizarlos con impuestos, lo que de seguro desalentará el ahorro en lugar de estimularlo, como debería hacer un Estado justo.
¿Por qué tienen que pagar los ahorristas los malos manejos en la gestión fiscal, fruto en gran medida del despilfarro y la corrupción, mientras en el Congreso persiste el cuestionado “barrilito” y aún quedan áreas de la administración pública que disfrutan de irritantes privilegios económicos?
Vicini Lluberes es firme en sus observaciones, pero consecuente con la figura y las ideas del presidente Danilo Medina, en quien reconoce una persona íntegra y bien intencionada, por lo que le da un voto de confianza, aun en el difícil reto de pretender recuperar las finanzas públicas con nuevos gravámenes.
Al igual que este empresario, creemos que efectivamente el país cuenta con un gobernante que busca lo mejor de su país, pero que confrontará dificultades en su gobierno porque la medicina que deberá aplicar, dada la magnitud de la crisis financiera que recibió, podría resultar peor que la enfermedad.
Muchos de los aspectos señalados por Juan Vicini no representan exclusivamente los puntos de vista del empresario, sino que coinciden con inquietudes de ciudadanos de distintos estratos sociales, sumidos en la incertidumbre y la desesperanza por lo que proyecta la reforma fiscal.
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