Redacción.- La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, presentó un nuevo enfoque para enfrentar la creciente popularidad de los «narcocorridos», un género musical vinculado con la violencia y el narcotráfico. En lugar de optar por la prohibición, Sheinbaum propuso una estrategia de promoción cultural que busca ofrecer alternativas musicales. Su plan consiste en lanzar una campaña para fomentar estilos musicales que no glorifiquen la violencia, sino que celebren otros aspectos de la cultura mexicana.
La campaña incluirá una competencia entre grupos de corridos con letras que reflejen valores positivos, como el trabajo duro y el respeto, y que se alejen de la glorificación del crimen. La presidenta destacó que «prohibirlos no es una opción», sugiriendo que lo que se necesita es una visión alternativa que permita a los jóvenes identificarse con otros modelos culturales.
Para implementar esta propuesta, Sheinbaum confía en el apoyo de un gobernador norteño de Durango, Esteban Villegas, quien es conocido por su afición a la música de banda. Este estilo, aunque también tiene su base en la música tradicional mexicana, se asocia más con los valores de la vida rural y el esfuerzo de la clase trabajadora, lo que lo hace un contraste directo con los narcocorridos.
A pesar de los esfuerzos por cambiar la narrativa musical, figuras prominentes de la música regional mexicana, como Peso Pluma, continúan siendo populares, cantando corridos más agresivos y relacionados con el narcotráfico. En varias ciudades de México, ya se han intentado restricciones a los narcocorridos en vivo, con resultados dispares.
Por otro lado, los músicos de lugares como Mazatlán han expresado que, aunque les gustaría que otros géneros tuvieran más protagonismo, el público sigue solicitando narcocorridos, lo que plantea un dilema sobre hasta qué punto es posible cambiar los gustos musicales de las audiencias.
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