Nunca he comprendido porqué los que se han asignado el papel de ser intérpretes, representantes o ministros de Dios en la tierra se oponen tanto a que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres. ¿Creen ellos en un Dios tan injusto?
Piensen: en una iglesia, ¿quiénes constituyen la mayoría de la feligresía? Las mujeres. ¿Quiénes dirigen los servicios religiosos? Mayoritariamente los hombres. ¿Es justo?
Que solo los hombres sean curas refleja una ideología de género. ¿Cuál? Que solo los hombres tienen las capacidades divinas para dirigir un culto religioso, para consagrar, para el pastoreo.
Es una ideología de género patriarcal, ¡así es, patriarcal! Las mujeres escuchan a los hombres y dicen amén.
Es una ideología de género de la desigualdad: los hombres comandan y las mujeres obedecen.
Plantear que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres llevaría a una inmensa crisis institucional en la Iglesia Católica. ¿Qué sucedería con el poder patriarcal de siglos y siglos?
Ese mismo patrón de subordinación de las mujeres se encuentra en el islán, en el judaísmo, y en la variedad de denominaciones cristianas no católicas. Algunas iglesias cristianas permiten el pastoreo de mujeres, pero son estructuras de control predominantemente masculinas.
Lamentablemente, las iglesias han hecho de la subordinación de las mujeres una marca.
Por tanto, ninguna de esas religiones tiene interés de cambiar su patriarcalismo ancestral, fundamentado en una ideología de género de la desigualdad.
Por eso pintan como demonio a la ideología de género que propugna por la igualdad entre hombres y mujeres. Y esto no se trata sencillamente de atacar “los” y “las”.
Cuando las iglesias se oponen a que en las escuelas se establezcan programas de igualdad de género, están impidiendo que las niñas y los niños aprendan a convivir en condiciones de igualdad: sin abusos, sin acosos, sin miedos por su género.
La igualdad de aprendizaje en las escuelas sería además un motor vital para lograr, posteriormente, la igualdad en el mercado laboral y la política.
La oposición de las iglesias a la igualdad de género es una retranca fundamental para el reconocimiento de derechos igualitarios.
Ojo: los políticos tampoco quieren abrir espacios de participación a las mujeres porque son también grandes beneficiarios del patriarcado. Con una diferencia: a los políticos los elige el pueblo, supuestamente, para servir al pueblo, no a los dogmas religiosos.
La ideología de la desigualdad de género busca perpetuar el estatus quo.
La ideología de la igualdad de género busca promover cambios institucionales para garantizar a las mujeres, desde la niñez, la posibilidad de existir y desarrollarse con los mismos derechos y oportunidades que los varones.
Es entendible, aunque no moralmente aceptable, que todas las instituciones que operan en base a la desigualdad de género se opongan a la igualdad. Buscan preservar grandes beneficios para los hombres. Y, las religiones, son grandes beneficiarias de la desigualdad de género: los hombres mandan y las mujeres obedecen pasivamente.
La Orden Departamental No. 33-2019 del Ministerio de Educación es un granito de arena (tardío) para comenzar a construir una sociedad de menos desigualdad de género.
Que las niñas en las escuelas estudien en un ambiente de oportunidades y seguridad junto a los niños debe ser un gran objetivo de la sociedad dominicana.
Si queremos justicia, seamos justos. Si queremos igualdad, seamos igualitarios. Esa es la mejor ideología de género.
No a la exclusión. No a la estigmatización. No al miedo. No a los dogmas que buscan perpetuar la desigualdad ancestral entre mujeres y hombres.