SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La lucha encarnizada entre fratricidas pertenecientes a bandas o carteles de la droga encargados de su comercialización y distribución, en países como México está instalada en nuestro país. La situación recrudece y su compleja solución impacienta a la sociedad dominicana que nunca antes se había visto señalada en casos de muertes violentas bajo el alegato de bandas rivales de droga, sicariato o ajustes de cuenta. Vivimos en una situación insostenible, desde todos los puntos de vista.
El gobierno dominicano, no se cansa de alegar que lucha cada día para frenar la violencia en la que vivimos, y promete cambios. Las autoridades de vigilancia y orden en nuestro entorno, dicen que hacen lo posible por disminuir el incremento de los hechos violentos que suceden casi a diario en nuestro país, pero que también ellos se encargan de fomentar cuando tirotean sin mediar palabra a civiles inocentes.
En un país, como el nuestro, donde muchos jóvenes se encuentra en la encrucijada de una baja educación, ambientes conflictivos familiares, y una ociosidad rampante por la falta de empleos y oportunidades, asesinar a sangre fría y por encargo, se convierte en una manera de “ganarse” unos chelitos y poder sobrevivir en su cruda realidad. Sicarios a sueldo.
Pero en este entramado, está el negocio del contrabando de estupefacientes a todas las escalas. Para nadie es un secreto que en los casos más señalados de los que hemos sido testigos, están metidos hasta el cuello, policías, militares y altos rangos del orden, incluso de la mismísima DNCD. Una situación que sucede en todas partes. Y casos sonoros, por los que han sido asesinados víctimas directas de lo que hubiese podido ayudar a una solución de estos problemas. También, como país, somos un mercado apetecible para todos los metidos en ese oscuro negocio del narcotráfico, desean tener un escondite camuflado, donde poder invertir y comprar con dinero sucio en cualquier actividad. En adición a todo esto, la falta de una verdadera justicia para resolver estos conflictos, se hace más lenta, vieja y sin sentido. Es decir, la sicaro-cracia en la que vivimos parece no tener fin.
Los sicarios, están desde hace unos años marcando el camino de la violencia en una sociedad ufanada años atrás en la paz en la que vivía. Estos desarmados, actúan sin miramientos, sin escrúpulos, sin distinción y todo eso, bajo el amparo de las fuerzas del orden que se pasan la vida prometiendo “tranquilidad” al pueblo dominicano.
Atino a preguntar: cómo podríamos combatir el sicariato que no nos deja en paz sin esperar movimientos certeros de los agentes del orden?, qué puede hacer el gobierno por blindarnos como ciudadanos frente a esta terrible situación?, por qué existe tanta demora en desenmascarar a sicarios?, cómo son las penas de cárcel a los sicarios?, porqué tarda tanto la justicia en llegar..?, etc, etc…
Si alguien sabe por favor, ayúdenme a buscar respuestas porque no las encuentro..….
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