Sin consecuencias

En repetidas ocasiones he escuchado la frase “Si el gobierno operara como una empresa privada, otra cosa sería”. Es que en las empresas privadas hay reglas claras, horarios que cumplir, estructuras, sanciones, supervisores que cumplen con su función, y lo más importante hay un doliente.

Pues al iniciarse el año escolar, se podría aplicar la misma frase: “Si las escuelas operaran como los colegios privados, otra cosa sería”. Y dejemos por un momento a un lado los recursos, lo cosmético, como la belleza de las aulas, los pupitres nuevos o la tecnología.

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Hablo de las reglas claras: la organización y las sanciones.

Este lunes me dio mucha pena dar la noticia de que en San Juan de la Maguana, gran parte de los educadores participó de una asamblea de la ADP, por lo que la presencia de los alumnos fue nula.

Me pregunto, ¿los maestros no pudieron realizar dicho encuentro la semana pasada, para no perjudicar el primer día de clases? O sea, los profesores son los primeros que deben predicar con el ejemplo.

También este lunes nos dimos cuenta que durante las primeras semanas en las escuelas, se invierten unas tres en pruebas diagnósticas. Me pregunto, ¿si el estudiante está en el curso, es porque pasó el año, ¿por qué no pueden entrar en materia de inmediato, al igual que lo hacen los colegios privados, que al segundo día, tal vez hasta el primero, ya asignan tarea?

Ahora, este martes nos dicen los expertos que es culpa de los padres, que los alumnos no se presenten a clases durante los primeros días.  ¿Hay alguna sanción? ¿Se perjudica en algo el estudiante que no acude a la convocatoria a tiempo? La respuesta es no y por eso tal vez les es indiferente si inician o no en la fecha correspondiente.

¿De qué modo podemos como sociedad motivar a los padres a planificarse para el inicio del año escolar?

¿Cómo podemos motivar a los estudiantes?

Todos los que tenemos hijos bien sabemos que hasta por un simple artículo comercial, los niños son capaces de acosarnos a tal punto hasta que nos doblan el pulso y compramos el juguete.

¿Por qué no podemos lograr lo mismo con el inicio del año escolar? Que se sientan tan motivados los alumnos para regresar a la escuela que prácticamente acosen a sus padres para que los lleven a tiempo. La inversión del 4 por ciento representará poco si no hay un sistema organizado, con consecuencias, sanciones, y reglas claras que hagan que esa inversión dé sus frutos.