x
Batalla Electoral 2024

Sin estabilidad, nada

Desde el día que el país amaneció alborotado por el envío al Senado de seis medidas fiscales dirigidas a conjurar el déficit de las finanzas públicas provocado principalmente por el disparo de los precios internacionales del petróleo, he expresado total objeción al cambio en el gravamen a la propiedad inmobiliaria, que aunque eleva el monto exento a seis millones de pesos, acumula todos los bienes de una persona para luego hacer esa deducción. Hasta el momento las propiedades se evalúan en forma individual y si no alcanza el valor a partir del que se considera suntuaria, no se cobra impuesto.

El cambio atenta contra un hábito provisorio muy arraigado en la mentalidad de los dominicanos, que entienden como única inversión segura la que se hace en bienes raíces, principalmente en viviendas y locales comerciales, por lo que cualquier vecino de barrio además de la casa en la que vive  posee una o varias viviendas destinadas al alquiler, como ocurre con personas que han protegido su vejez invirtiendo en la compra de apartamentos económicos, que sumados como se pretende, lo llevarían a pagar lo que no está percibiendo por concepto de alquiler.

Por fortuna la mayoría de los legisladores se resisten a votar por una medida como esa, por lo que han procurado una alternativa como lo sería el de colocar un impuesto de un 2.5 por ciento a las ventas brutas de las zonas francas en el mercado local.

Pero también me parece inapropiado la incorporación de los servicios de televisión por cable al impuesto selectivo de 10% sobre los servicios de telecomunicaciones, al que en los últimos años se ha ido afiliando de manera formal la clase media baja, para disfrutar de igual privilegio que la clase media propiamente dicho, la media alta y los ricos, de disponer de una programación infantil permanente dirigida a entretener a los niños y despertar sus habilidades, así como la de poder dar seguimiento a las grandes cadenas deportivas, las cadenas noticiosas, los canales educativos, los de películas, en fin las opción de entretención más segura y económica, la del hogar.

No debe obviarse que al jefe o la jefa de hogar al que se le pondría a pagar ese selectivo, ya lleva suficiente con la indexación de la tarifa energética, que también es una consecuencia del alza en los combustibles.

No obstante, he ponderado que las medidas están en la dirección progresiva que siempre se ha reclamado, que pone a pagar a los que más se benefician, tratando de preservar el poder de compra de  los que menos tienen.

La acción de mayor impacto recaudatorio es la que penaliza con un 1% los activos de las instituciones financieras, y afortunadamente se ha llegado a un acuerdo con los bancos comerciales no solo para atenuar, como se ha hecho, esa medida, sino para garantizar que no tuviera incidencia sobre las operaciones de los bancos transferibles a los clientes. Aunque la oposición ha hecho demagogia con ese tema, el penalizar beneficios no incrementa costos de operación.

El otro sector más afectado es el de los juegos de azar y las bancas deportivas, para el que el camino debe ser el mismo que se concedió al sector financiero, el del diálogo para escucharlos y procurar un consenso.

Se trata de un sector que tiene un impacto importante en el empleo y la entretención, así como con el mantenimiento de una vía de escape sin la cual la sociedad fuera menos llevadera.

Aunque se incurrió en la pifia de enviar esas medidas sin explicarlas, el debate se ha ido equilibrando así como el convencimiento de que tenemos que preservar la estabilidad macroeconómica para lo que es necesaria la continuidad del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

 

 

Comenta con facebook