Sin ley de partido no hay elecciones

El Partido de la Liberación Dominicana ha mantenido a la oposición y al pueblo en un juego que puede resultar peligroso negándose a conocer y aprobar la Ley de Partidos y Electoral para poder robarse las elecciones como lo ha hecho otras veces a nivel presidencial, congresual y municipal.

Amparado en el control de los poderes del Estado, incluyendo los fácticos, el PLD cree que poder repetir la historia de los comicios del 2012 y 2016 que se impuso a fuerza de fraudes, violencia, compra de votos, etc., sin que los dirigentes opositores se empantalonaran, denunciando las atrocidades cometidas y movilizando al pueblo con paros, huelgas, etc., creando un clima de ingobernabilidad.

En el 2012 el PLD simplemente se robó las elecciones de manera vulgar sin que nadie, absolutamente nadie, levantara la voz enérgicamente. Nadie quemó un neumático, ni hizo un disparo siquiera al aire. Danilo se juramentó, luego compró la modificación de la constitución y utilizando los recursos públicos se repostuló.

Nuevamente hace cálculos con repostularse intentando modificar, con el hombre del maletín,  la Constitución otra vez, como han hecho algunos de sus colegas de la región, pero tiene obstáculos en su partido que no le será tan fácil.

Muchos en el PLD quieren seguir en el poder de cualquier modo para evitar cambios en la estructura del Estado, principalmente en el Congreso y la Justicia. Si el PLD pierde el Congreso y la Justicia, muchos de sus dirigentes tendrán que explicar en los tribunales la idoneidad de sus  bienes. Tendrán que decir cómo pasaron de “pobres diablos” a “dioses todopoderosos” desde el Estado. El país no resiste otro “borrón y cuenta nueva”.

El PLD no quiere Ley de Partidos porque entiende no le conviene. La democracia le importa un bledo, la institucionalidad por igual, lo que importa, lo único que de verdad importa, es seguir en el gobierno para no verse en el banquillo de los acusados.

Ley de partido implicaría  controles en el gasto de la campaña, en el uso de los medios de comunicación, las encuestas, etc. Una ley de partidos significa equidad durante el proceso electoral. Y el PLD no quiere competir en igualdad de condiciones a pesar de haber dividido algunos partidos y comprar a muchos de sus dirigentes. El PLD quiere  jugar con las cartas marcadas.

Si termina la presente legislatura sin Ley de Partido, ya no habrá tiempo para aplicarla, según han advertido los miembros de la JCE y del TSE.

Danilo,  y los demás “líderes” del gobierno saben que la oposición es débil y temerosa, que a muchos de sus dirigentes les falta material colgante para jugarse el todo por el todo. Los hechos lo prueban.

Como hemos dicho muchas veces, solo la unidad y la lucha de la oposición pueden lograr que la Ley de Partidos  se apruebe en la presente legislatura para  crear un marco jurídico en las próximas elecciones.

De lo contrario, si no hay regulación,  si no hay equidad en el uso de los recursos y de los medios de comunicación, la  oposición debe tomar la decisión de no acudir a los próximos comicios. Boicotear las elecciones con acciones contundentes, llamar al pueblo a no salir de sus hogares a votar, a la desobediencia civil, debe ser el camino. ¡Sin Ley de Partidos no puede haber elecciones en el país!