Los enemigos de la libertad de información recurren a la amenaza y el blanco de su perversidad se dirige a los medios que, en un ejercicio plural e independiente, abordan todos los temas de interés general, aunque causen resquemores y afecten intereses mercuriales, políticos o personales.
Esa gente, enquistada casi siempre de alguna manera en áreas con alguna influencia o poder, actúa bajo las sombras y como fruto de su oscura naturaleza, recurren al chantaje y la intimidación, porque carecen de respeto e integridad.
Como no pueden debatir ideas, porque desconocen el derecho a la libertad de opinión, su único medio de expresión es la amenaza ante los medios que rechazan cualquier forma de periodismo obsequioso o genuflexo.
La más reciente manifestación de ese infame comportamiento se produjo con la amenaza hecha por un grupo anónimo que dejó en la central telefónica de SIN un mensaje con el que se pretende impedir que este medio toque determinados aspectos de la política partidaria.
La reacción de condena de parte de la presidencia y la dirección ante semejante atentado fue inmediata y obtuvo amplio respaldo en la opinión pública, debido a la trayectoria de SIN y su apego a un periodismo veraz y sin ataduras, teniendo como estandarte la búsqueda de la verdad.
Sin embargo, este enojoso episodio, que esperamos no quede impune, sirvió de marco para reafirmar los postulados y códigos de ontológicos que sustentan toda la estructura informativa de SIN, sus noticieros, el portal en Internet, el programa de comentarios El Despertador y la revista semanal La Lupa sin trabas.
SIN está comprometido únicamente con los mejores valores de la sociedad y defenderá con firmeza – sin posibilidad alguna de ser doblegado en ese elevado objetivo– el derecho de los ciudadanos a recibir y dar informaciones sin censura ni cortapisas.