SANTO DOMINGO.- ¿Está familiarizado con el síndrome post-COVID-19? Esta es una condición persistente causada por el virus SARS-CoV-2 que se caracteriza por una variedad de problemas de salud, tales como fatiga, mareos y afecciones cardíacas . Estos síntomas pueden aparecer al menos cuatro semanas después de padecer la enfermedad por este virus .
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), aproximadamente del 10% al 20% de las personas que se han recuperado de COVID-19 pueden seguir experimentando síntomas persistentes, lo que se ha denominado síndrome de COVID prolongado o síndrome post-COVID-19 , condición que a la fecha afecta a millones de personas en todo el mundo.
Los síntomas asociados al síndrome post-COVID-19 incluyen dificultad para respirar, dificultad para concentrarse, dolores de cabeza, trastornos cardíacos, trastornos del sueño, mareos al levantarse, dolor articular o muscular entre otros.
«Si bien la emergencia de salud pública relacionada con el COVID-19 ha terminado, debemos recordar que el virus aún sigue circulando lo que lo convierte en una amenaza real. Cualquier persona puede infectarse, contraer enfermedad grave y desarrollar el síndrome post-COVID-19, sobre todo si tiene alguna enfermedad de base como hipertensión, diabetes, anemia falciforme entre otras; por lo tanto, la vacunación sigue siendo nuestro mejor aliado en materia de prevención», dijo la Dra. Yamile Sandoval Sánchez, gerente médica de la Unidad de Vacunas de Asofarma.
La Dra. Sandoval enfatiza que la vacunación puede ayudar a prevenir complicaciones adicionales, ya que se ha demostrado que es una de las principales medidas de protección contra el virus. La vacunación es particularmente crucial para los grupos vulnerables, como los ancianos o las personas con condiciones médicas subyacentes .
Estudios han indicado que las personas vacunadas que posteriormente se infectan tienden a experimentar signos y síntomas más leves de la enfermedad y un riesgo más bajo de desarrollar el síndrome post-COVID-19 .
Todo lo anterior refuerza aún más la importancia de continuar promoviendo la vacunación contra las variantes circulantes de COVID-19 utilizando las vacunas más actualizadas reduciendo así el riesgo de enfermedad grave y hospitalización.