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Soberanía y seguridad alimentaria

De por medio y a paso inexorable, tenemos dos grandes retos a enfrentar en el corto y mediano plazo: uno, la competencia desigual del DR-CAFTA; y dos,  el cambio climático, frente a los cuales se hace más apremiante trabajar para garantizar de manera sostenida la Soberanía y Seguridad Alimentaria.    

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El tema de incrementar la producción agrícola predominó en la agenda de la FAO durante la reunión convocada por el organismo, casi a finales de la década pasada, con el objetivo de enfrentar la caída de la oferta de alimentos registrada a nivel mundial, y la consiguiente carestía y disparo de los precios.

En esa ocasión la FAO,  una de las ramas principales de la ONU, reunió en Roma a representantes de numerosos países, con una amplia presencia de la comunidad latinoamericana, de  la cual por general acuerdo ostentó la representación y a la que sirvió de portavoz el entonces presidente Leonel Fernández.

La conclusión a que arribó el evento fue que la FAO recomendase a los países en vías de desarrollo  aumentar la producción agrícola con la finalidad de garantizar el suministro de alimentos a la población.

Ahora, teniendo nuevamente como escenario  la capital de Italia, se efectuó el cuadragésimo segundo período de sesiones del Consejo de Gobernadores del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, a la cual asistió el presidente Danilo Medina.

En dicho foro el mandatario dominicano hizo señalamientos muy categóricos sobre la necesidad de garantizar la Seguridad y Soberanía Alimentaria, resaltando la importancia que ha concedido su gobierno a prestar apoyo financiero, técnico, gerencial y comercial a los productores del agro.

Es rumbo a este propósito, según resaltó, que se enmarca el sostenido plan de las llamadas “visitas sorpresa” que acostumbra efectuar casi de manera ininterrumpida los fines de semana, y que le ha llevado a recorrer el país para compenetrarse de primera mano con la realidad del campo.

Al margen de cualquier otro aspecto crítico de su gestión, es justo reconocer que bajo la misma se le ha prestado mayor atención al sector agropecuario que en años anteriores.  El Banco Agrícola ha otorgado financiamientos a cosecheros y ganaderos a tasas preferenciales por una cantidad sin precedentes.  Y la banca comercial, por su parte, también le ha abierto las puertas con mayor amplitud para la concesión de préstamos en condiciones mas flexibles.

Las estadísticas demuestran que al presente el país produce entre el 80 y 85 por ciento de los alimentos del agro que consume la población. Del campo sale la materia prima que utiliza la agroindustria para la fabricación de la salsa de tomate, otras conservas alimenticias y productos cárnicos procesados así como a la pujante industria lechera, mientras sus ventas al sector turístico ya sobrepasan los 23 mil millones de pesos anuales.   En tanto se posicionan sólidamente y crecen las exportaciones de bananos, vegetales chinos, cacao, aguacates y otros renglones agrícolas de amplia aceptación.

En comparación con el resto de los países de la región, los resultados a favor de la República Dominicana muestran un amplio margen de ventaja por sobre la deprimida agricultura de Cuba, obligada a importar más del 80 por ciento de los alimentos que consume; la muy limitada de Puerto Rico y las islas,  y la casi inexistente de Haití.

Pero todavía falta mucho camino por andar. Tenemos más medidas que adoptar para tecnificar al máximo posible la producción agrícola y preservar sus cultivos, asegurando asesoría, agua, semillas, fertilizantes e insecticidas; prohibir de manera absoluta la importación de renglones sensibles mas allá de las estrictamente necesarias para garantizar el suministro; poner mayor énfasis en la instalación de invernaderos; preservar la riqueza boscosa y las fuentes de producción de agua; prestar mayor apoyo a la ganadería de carne y leche;  facilitar el acceso de los productores al mercado reduciendo o eliminando la costosa cadena de intermediación, y garantizándole adecuados márgenes de beneficio y más confortables condiciones de vida.

De por medio y a paso inexorable, tenemos dos grandes retos a enfrentar en el corto y mediano plazo: uno, la competencia desigual del DR-CAFTA; y dos,  el cambio climático, frente a los cuales se hace más apremiante trabajar para garantizar de manera sostenida la Soberanía y Seguridad Alimentaria.

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