Sólo coyunturas

Desde ya se impone identificar el lugar de reubicación y tomar las previsiones de lugar para que la compra de los nuevos  terrenos no se convierta en otra piedra de escándalo, como ocurrió, sin sanciones conocidas, con los propios predios donde opera Duquesa.

La militarización con una unidad de 300 efectivos que montarán guardia en Duquesa es una acción coyuntural que se agradece para facilitar la solución del fuego y la humareda en el vertedero, pero aunque sea con una tropa más reducida, debiera ser una medida permanente.

Los frecuentes incendios con su secuela de contaminación ambiental que, por efecto de las corrientes de vientos, llegan a diferentes demarcaciones, se han convertido en un problema insoluble, lo que hace necesaria una vigilancia permanente y reforzada.

Aunque aún no es un hecho fehacientemente establecido con pruebas, las versiones oficiosas y las especulaciones en torno a la posibilidad de que el incendio actual no haya sido casual, sino provocado por manos criminales, refuerza la urgencia de que haya un control efectivo en los accesos al vertedero.

En el área sólo se justifica el movimiento de los camiones que descargan los desechos, los operadores de los equipos pesados que mueven los depósitos, personal auxiliar y administrativo y nada más.

La prohibición de que los buzos tengan acceso en las presentes circunstancias es atendible, en vista de que aunque les perjudique, pues es su modus vivendi en busca de objetos de algún valor material, también contribuye a protegerlos de afecciones respiratorias y hasta de eventuales tragedias.

En la actual situación es indispensable y comprensible medidas reactivas para resolver la humareda que tantos problemas y daños está causando a la población en medio de la pandemia del coronavirus, pero cuando el fuego sea sofocado por completo, hay que analizar la adopción de medidas más allá de la urgencia coyuntural.

Hay muchas cosas que ameritan explicaciones y respuestas rápidas y no sólo de palabras; por ejemplo, ¿por qué se ha dado tantas infructuosas vueltas al anunciado cierre del vertedero y a su reubicación y qué ha pasado con los millonarios fondos que supuestamente se usarían para una acción que debe ser ya de Estado, dada su trascendencia?

Desde ya se impone identificar el lugar de reubicación y tomar las previsiones de lugar para que la compra de los nuevos  terrenos no se convierta en otra piedra de escándalo, como ocurrió, sin sanciones conocidas, con los propios predios donde opera Duquesa.