SANTO DOMINGO.- La lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico ha sido durante décadas una traumática guerra, aún inconclusa y con grandes retos pendientes hasta en naciones poderosas.
En la República Dominicana el narco y el microtráfico, que se nutre con el pago en naturaleza a distribuidores no ha podido ser erradicada, ni en pasados gobiernos y tampoco en la actual administración, a pesar de que de tiempo en tiempo, se exhiben incautaciones de alijos como avance contra el flagelo.
Sin embargo, parecería que es mucho más lo que se puede lograr para combatir este mal, sobre todo ahora con la ayuda de los avances tecnológicos, por ejemplo a través de la plataforma de Google Maps, que con una rápida y simple visita permite identificar 20 puntos de droga, cuya existencia podría entonces ser utilizada por las autoridades para proceder a su desmantelamiento inmediato.
Cómo puede explicarse y mucho menos justificarse que la Dirección Nacional de Control de Drogas y los organismos de inteligencia, que en colaboración con la representación local de la DEA, deben luchar de forma conjunta contra las drogas, desconozcan esta información disponible y no actúen en consecuencia con el rigor que corresponde.
Ante la sorprendente revelación y con sobradas razones, la procuradora fiscal del Distrito Nacional, Rosalba Ramos, ha calificado esta situación como una verdadera vergüenza nacional.
Todo esto amerita una rápida y profunda investigación, ya que en el pasado reciente, eran frecuentes las denuncias de que autoridades locales conocían la operación de estos puntos y no actuaban por el alegado pago de pajes a agentes antidrogas, o sea recibir dinero para hacerse los de la vista gorda.
Esperamos que la reacción ante este caso sea firme y con resultados concluyentes y que no se quede en una simple declaración de prensa, mientras que el narco y el microtráfico continúan con en sus actividades delictivas, que se convierten en crímenes de lesa humanidad por causar tanto dolor, muertes y frustraciones en gran parte del mundo.