SANTO DOMINGO.- Lo que ha venido ocurriendo en la Lotería Nacional en las últimas décadas, con un interminable rosario de denuncias de fraude, es algo increíble y la historia del cuento que nunca acaba.
El más reciente capítulo de esta serie se habría producido con un fraude de 150 millones de pesos según la institución, pero el monto se elevaría a 300 millones con los boletos que se juegan de manera ilegal en el Estados Unidos, Europa y las islas del caribe, en perjuicio de los jugadores y de las bancas de apuestas, según las estimaciones del abogado de la Federación Nacional de Bancas (Fenabanca)
Además de los perjuicios económicos al público que apuesta en cada sorteo, es una pena que este descrédito siga arropando una institución como la Lotería, cuya base fundamental debe ser la confianza que pueda inspirar.
El padre Billini, quien fundó la Lotería Nacional con una filosofía de servicio social a los más necesitados, nunca imaginó que esa institución pudiera ser utilizada por delincuentes para alterar resultados en beneficio de un grupo de mafiosos.
Las investigaciones sitúan ahora como sospechosos o posibles cómplices desde no videntes, incorporados a los sorteos como garantía de que los mismos se realizaran con total transparencia, hasta el mismo suspendido director, según los interrogatorios realizados por el PEPCA.
¿Por qué no usamos un sistema de sorteos electrónicos donde no intervenga la mano de nadie, algo que debería haberse instalada desde hace años? Ósea, un sistema automatizado.
Ahora, lo importante es que las pesquisas se profundicen y que de una vez por todas se puedan desarticular las redes mafiosas que, según los informes iniciales, operaban tanto dentro como fuera de la Lotería Nacional.