Es espeluznante. Leí las 24 páginas de la filtrada orden de allanamiento por la coordinadora de los juzgados de instrucción del Distrito Nacional autorizando al procurador Wilson Camacho, jefe de la PEPCA, para actuar “de día o de noche” para perseguir un inculpado en el caso Calamar, que se había presentado voluntariamente a la Procuraduría con su abogado al enterarse que era requerido.
Mantengo mi opinión de que el Ministerio Público debe dedicarse más a sustentar sus expedientes en los tribunales y menos a su afán mediático.
Dicho eso, sin embargo, es igualmente preocupante que Charlie Mariotti, secretario general del partido de los inculpados, se despache declarando que “en el PLD no tenemos miedo y no nos saca nadie de las calles”. Momentos antes una turba de peledeístas atacó el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva. La bravuconada es un tremendo disparate. Al PLD le conviene asegurar una defensa judicial adecuada, debido proceso y abogar por menos lawfare y más Justicia. Los juicios no son en redes, pero tampoco en las calles.