Redacción internacional.- Este martes, la policía interroga a un adolescente por el ataque a una clase de danza y yoga centrada en Taylor Swift, que dejó como resultado tres niñas como víctimas fatales y once personas heridas. El sospechoso es un chico de 17 años, detenido por asesinato e intento de asesinato. En el asalto, un total de nueve niños y dos adultos fueron lastimados. Las víctimas no fatales se encuentran en estado crítico en hospitales locales.
Swift se declaró en estado de shock y dijo que aún estaba asimilando “el espanto” del suceso. ”Sólo eran niños pequeños en una clase de baile”, señaló. “El horror del ataque de ayer en Southport me invade continuamente y estoy completamente en estado de conmoción. La pérdida de vidas y la inocencia y el horrendo trauma infligido a todos los que estaban allí, las familias y los socorristas. No sé ni por dónde empezar a transmitir mis condolencias a estas familias”.
Vecinos de la zona dejaron flores y animales de felpa como homenaje a las víctimas ante el perímetro policial de una calle con casas de ladrillo en el balneario costero cerca de Liverpool, apodado como “soleado Southport” y que atrae veraneantes de todo el noroeste de Inglaterra con su playa y su muelle.
Los testigos describieron escenas “de película de terror” en las que niños ensangrentados huían del ataque poco antes del mediodía el lunes. El sospechoso fue detenido al poco tiempo del suceso. La policía reveló que el perpetrador del ataque es oriundo de Cardiff, Gales, pero que desde hace unos años vive en un poblado a unos 5 kilómetros (3 millas) de Southport. Todavía no se han presentado cargos formales.
La policía dijo que los detectives no consideran el ataque como relacionado con el terrorismo y no están buscando otros sospechosos. ”Creemos que los adultos que resultaron heridos intentaron valientemente proteger a los niños que estaban siendo atacados”, dijo Serena Kennedy, jefa de la policía de Merseyside.
Este es un nuevo ataque en un país donde un reciente incremento de los apuñalamientos ha provocado temor y llevado a peticiones de que el gobierno haga más por controlar las armas blancas. Los testigos relataron haber escuchado gritos espeluznantes y haber visto a niños cubiertos de sangre que salían del establecimiento dónde no solo se estaba llevando a cabo la clase de yoga, sino también talleres de embarazo, sesiones de meditación y campamentos de entrenamiento para mujeres.