Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
Hoy voy hablar de algo que todos necesitamos y es del Señor.
Envíame a alguien, Señor, que tenga tiempo para estar conmigo, que venga a verme y que rompa el pesado silencio de mis días.
Que me sonría y piense conmigo, que se sienta libre para poner su mano en mi corazón y sacar a la luz mis más íntimos pensamientos.
¿No serás Tú a quien yo espero? Tú no tienes reparo en regalarme tu tiempo, con tal capaz de advertir tú presencia.
Tú sabes escucharme, con tal de que yo también escuche y sepa estar en silencio delante de Ti.
Toma mi mano, Señor y quédate junto a mí te necesito…
Habla Señor, que tu siervo escucha.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.