KABUL.- Un terrorista suicida que viajaba en un vehículo cargado de explosivos y huía de la Policía, que lo había identificado, perpetró este viernes el atentado cerca de la universidad de Kabul, que causó al menos 9 muertos y 33 heridos.
«La información inicial muestra que el objetivo del ataque no era la universidad (…) El vehículo estaba siendo perseguido por la Policía y el atacante se vio obligado a detonarlo en la carretera», afirmó a Efe el portavoz de la Policía capitalina, Firdaws Faramarz.
La explosión se produjo hacia las 7.10 hora local (2.40 GMT), cerca de la entrada sur de la universidad de Kabul.
Según el portavoz, ahora «está claro que se trataba de un atacante suicida» y si no hubiera sido por la presión de las fuerzas de seguridad, que evitaron que el insurgente llegara al objetivo de su ataque, éste «podría haber sido más mortífero».
«Estamos aún investigando quién puede estar detrás del ataque y cuál era el objetivo», detalló Faramarz.
El número de víctimas asciende ahora a 9, incluido el atacante, y el de heridos a 33, de acuerdo con el último balance proporcionado en un comunicado por el portavoz del Ministerio de Salud Pública, Wahidullah Mayar.
El Ministerio de Interior afgano, que había informado en un principio que la explosión pudo deberse a la detonación de una bomba acoplada al vehículo, detalló en otro comunicado que entre las víctimas hay un policía de tráfico y que el resto son civiles.
Por el momento ningún grupo insurgente ha reivindicado la autoría del atentado.
«El ataque de hoy cerca de la universidad de Kabul no tiene nada que ver con los combatientes del Emirato Islámico» (como se autodenominan los talibanes), según manifestó en un comunicado el portavoz talibán Zabihullah Mujahid.
Un extremo que rechazó el portavoz del Ministerio de Interior, Nasrat Rahimi.
«El ataque terrorista de hoy contra los estudiantes de la universidad de Kabul fue perpetrado por los talibanes», sentenció Rahimi, que explicó que los insurgentes suelen negar su participación cuando hay víctimas civiles en sus operaciones.
El último ataque de relevancia en Kabul se produjo el pasado 1 de julio, cuando al menos 11 personas murieron y 65 resultaron heridas, entre ellas 9 niños, en una operación talibán con bomba y un posterior tiroteo a un edificio del Ministerio de Defensa.
Ese atentado se produjo en medio de las conversaciones entre una delegación talibán y representantes de Estados Unidos en Catar, en la que suponía la séptima ronda de reuniones sobre las negociaciones de paz para Afganistán.
Ambas partes buscan una salida a casi dos décadas de conflicto armado en la nación asiática, aunque hasta ahora los talibanes se han negado a sentarse en la misma mesa con el Gobierno afgano.
Según los últimos datos difundidos por el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR), del Congreso de Estados Unidos, el control del Ejecutivo de Kabul ha alcanzado su punto más bajo desde que se comenzó a contabilizar el dato en 2015, con apenas un 54 % del territorio en sus manos.
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