¿Cómo puede usted pretender que existan relevos en el arte en general y en la política dominicana cuando realmente lo que existe es una repartición en pedazos grandes de lo que ya existe?
Los relevos se trabajan desde abajo, día a día. Pero, ¿Quiénes son los que los trabajan? ¿Ellos mismos?, pues si, lo hacen a mano pela’ o con la ayuda de un jodedor. En música popular usted no ve a nadie ayudando ni a su madre para que avance. Una vez pretendimos colocar en plan de relevo a un familiar de un merenguero que curiosamente vendió más discos que su hermano estando ambos en la misma compañía. Pero, así son las cosas. Lo sacaron del camino… los temas populares del Terror Díaz rápidamente lograron un lugar aquí y afuera.
Vemos a diario a cantantes quejarse que el merengue no avanza o que no está tan vivo como cuando ganaban miles, millones en un año, e incluso han hecho quejas ante el gobierno para que sea este quien les dé la teta en botellas para que su “merengue no muera” y ahora yo pregunto: ¿A quién de ellos usted ha visto que ha tratado de cederles por lo menos un pedacito de espacio en una presentación de tv o de una fiesta? ¿Ha visto usted a alguno hablar sobre un grupo en particular que no sean dé, o sus hijos?
Pongo este género como ejemplo pero no solo pasa en el merengue, también en la bachata y en casi todos los géneros de nuestro país, con aceptadas excepciones claro… dentro de esas están los urbanos que aunque a muchos les guste o no, ellos si se dan el respaldo y el apoyo que necesitan para subir. Conozco del caso del Lápiz Consiente; de quien me dicen que les ha dado oportunidades a varios jóvenes con talento pero sin recursos para grabar el poder exhibirse en una producción o en una tarima junto con él. Para poner dos ejemplos dos grupos de los cuales fueron fundados por el mismo: El Batallón y El Army… Mi trabajo en este medio es ser lo más imparcial que me permita mi consciencia y comprendo que aunque no me agraden ciertos manejos que pueden tener los urbanos, su solidaridad y su hermandad se imponen y los hacen merecedores del honor que se le da a quien se lo merece.