Redacción Internacional.- El traje tiene su origen en un descubrimiento realizado en 2019 por científicos de la Universidad Flinders, en Australia. Los investigadores estaban tratando de fabricar un tejido ultraligero pero de alta resistencia que pudiese usarse precisamente en trajes a prueba de ataques de tiburones.
El primer traje con su tejido acaba de desembarcar en Kickstarter. Allí, y pese a que no es precisamente barato (cuesta 795 dólares australianos, que son unos 505 euros), ya casi ha logrado alcanzar su objetivo de financiación a falta aún de 28 días de campaña.
El tejido que forma las capas exteriores del traje es un nuevo tipo de nanofibra de polietileno de alto peso molecular. Este material, siempre según las pruebas de sus creadores, tiene un 50% más de ratio resistencia-peso que el kevlar y es entre 8 y 15 veces más fuerte que el acero.
Por debajo de esa capa hay neopreno orgánico de diferente grosor en función si el traje es la versión para surf (más liviano), o la de buceo (más gruesa y resistente a las bajas temperaturas prolongadas).
El traje no es impenetrable. Lo que hace el tejido que lo compone es impedir que los dientes aserrados del tiburón desgarren a su víctima. En otras palabras, que en vez de sufrir una enorme herida con laceraciones y una masiva pérdida de sangre, una persona protegida con el Shark Stop solo sufriría un puñado de pequeñas heridas punzantes y posiblemente unos hematomas de cuidado producto de la presión ejercida por las mandíbulas del tiburón.
No es perfecto, pero en algunos casos podría suponer la diferencia entre la vida y la muerte, sobre todo en ciertas costas del mundo, como la australiana, donde la presencia de tiburones es habitual.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email