La Paz.-Este viernes, el ente regulador del agua potable y alcantarillado de Bolivia instruyó a las empresas proveedoras asumir medidas para evitar el «derroche» durante celebraciones de carnaval, donde son habituales los juegos callejeros con ese líquido, tras la sequía registrada en el país en los meses pasados.
Las alcaldías y empresas proveedoras de agua potable deberán coordinar para realizar controles y disponer las sanciones que correspondan en caso de que se detecten incumplimientos, agregó la AAPS.
La Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento Básico (AAPS) difundió un instructivo firmado por su director, Alejandro Araujo, dirigido a las entidades prestadoras de estos servicios para asegurar «acciones de uso eficiente del agua en el Carnaval 2024».
Estas entidades «deberán emprender campañas de comunicación con fines de socialización» y concienciación para que la población y turistas extremen «medidas a objeto de evitar el derroche de agua potable».
Además, en coordinación con las alcaldías, «deben prever cualquier evento extraordinario», como incendios o rupturas de tuberías, entre otros, «que incidan negativamente» en la población durante el carnaval.
También deberán «aplicar estrictamente las disposiciones municipales vigentes respecto a limitaciones de uso de agua potable en el periodo de duración» de la festividad.
«De no existir la normativa municipal específica, (deben) tomar las acciones de incidencia para que los gobiernos municipales, en el marco de sus competencias, emitan la disposición correspondiente que limite el uso inapropiado y/o derroche del agua en actividades de carnaval», señala la nota.
Efectos de la sequía
La época de lluvias en Bolivia solía comenzar entre octubre y noviembre y se extiende hasta marzo, pero en 2023 se inició recién en diciembre, lo que ocasionó una de las peores sequías en los últimos años con afectaciones en la producción agrícola sobre todo en el occidente del país.
Las recientes lluvias permitieron recuperar un tanto los volúmenes de los embalses que nutren a las ciudades de La Paz y El Alto, que entre finales de 2016 e inicios de 2017 sufrieron una escasez de agua de forma prolongada con racionamientos.
A partir de esa experiencia, la falta de lluvias en las épocas correspondientes se ha vuelto motivo de alerta para la población de La Paz.
El año pasado también se reportó el descenso del nivel del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo que Bolivia comparte con Perú, por la falta de precipitaciones y el descenso de caudal de sus afluentes.
El Gobierno nacional anunció esta semana que destinará 127 millones de bolivianos (24,6 millones de dólares) para la recuperación de las comunidades afectadas por la sequía y los incendios forestales que afectaron al país en 2023.
El dinero se invertirá en 235 municipios afectados por la sequía y otros desastres naturales, beneficiando a unas 154.000 familias dedicadas a la producción agrícola, según las autoridades.