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Trump desbloquea su relación con China para el "beneficio" de toda la región

Trump mantuvo a última hora del jueves una conversación telefónica con su homólogo chino, Xi Jinping, en la que aseguró que respetará la política de "una sola China", una condición de Pekín para garantizar la estabilidad de las relaciones bilaterales.

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WASHINGTON.- El presidente de EE.UU., Donald Trump, confió hoy en que su incipiente relación con China beneficie a toda la región, después de eliminar un elemento que había mantenido congelados los contactos con Pekín: su reticencia a aceptar una política respetada por sus predecesores durante más de 40 años.

Trump mantuvo a última hora del jueves una conversación telefónica con su homólogo chino, Xi Jinping, en la que aseguró que respetará la política de «una sola China», una condición de Pekín para garantizar la estabilidad de las relaciones bilaterales.

«Tuve una muy, muy buena conversación ayer con el presidente de China. Fue una conversación muy, muy cálida. Creo que estamos en el proceso de llevarnos muy bien», dijo hoy Trump en una conferencia de prensa junto al primer ministro japonés, Shinzo Abe.

«Creo que todo esto funcionará muy bien para todo el mundo, para China, Japón, Estados Unidos y todo el mundo en la región» de Asia oriental, agregó Trump.

El Gobierno chino consideró hoy que la llamada telefónica puede suponer «un nuevo punto de partida» para la relación con Trump, que hasta ahora estaba bloqueada por las dudas del presidente de EE.UU. a abrazar una política que ha guiado las relaciones entre ambas potencias desde que comenzaron la normalización bilateral en 1972.

Una vez superado ese escollo, ambos presidentes esperan poder reunirse «pronto», según adelantó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lu Kang.

La política de «una sola China», que Pekín impone como base de sus lazos con cualquier país, significa que el único Gobierno chino al que debe reconocer Washington es el de Pekín, lo que le aleja de las aspiraciones independentistas de Taiwán.

La controversia acerca de esa política empezó en diciembre, cuando Trump habló por teléfono con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen.

La conversación supuso el contacto de más alto nivel entre Taipei y Washington en casi 40 años, pero el equipo de Trump le restó importancia al asegurar que fue simplemente una llamada «de cortesía» para felicitarle por su victoria en las elecciones.

Poco después, en una entrevista televisiva, Trump puso en duda que fuera necesario seguir con la política de «una sola China» a no ser que su Gobierno llegara «a un acuerdo» con Pekín «que tenga que ver con otras cosas, incluido el comercio».

Su decisión de adherirse finalmente a esa política demuestra que, finalmente, ha comprendido que no podía utilizar su contacto inicial con Taiwán para extraer concesiones de China en otros temas, según expertos consultados por Efe.

«Pekín ha dejado claro que Taiwán no es negociable, lo que provocó que Trump tuviera que plantearse cómo quiere abordar sus relaciones con China», explicó Matthew Funaiole, un experto en los lazos entre Washington y Pekín que trabaja para el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS).

Trump se ha dado cuenta, o le han convencido, «de que no podía utilizar la política de ‘una sola China’ como elemento útil para negociar» con Pekín, coincidió Bonnie Glaser, que dirige un proyecto sobre la pujanza de China en el mismo centro de estudios, el CSIS.

«La relación entre Estados Unidos y China ha estado básicamente congelada mientras se resolvía este asunto», afirmó Glaser a Efe.

«Ahora se ha abierto la puerta para que EE.UU. y China hablen sobre todo tipo de asuntos, pero eso no significa que vaya a ser más difícil abordarlos simplemente porque Trump se haya adherido a la política de ‘una sola China'», añadió la analista.

En efecto, quedan muchas tensiones por limar, entre ellas las generadas por las críticas de Trump a la política comercial del gigante asiático y su acusación de que Pekín no ha hecho lo suficiente contra Corea del Norte.

Trump aseguró hoy que sigue preocupado por la «devaluación de la divisa» de China, a la que acusa de manipular la moneda para favorecer sus exportaciones, y dijo que está trabajando para que haya «condiciones de igualdad» para la competencia económica global.

«Estamos trabajando para hacer que sea justo, y haremos que sea justo», afirmó el mandatario.

Pese a su tímido acercamiento a China, Trump dejó claro que su gran aliado en la región es Japón, y acordó con Abe que el compromiso estadounidense de defender a Tokio incluye a las islas de Senkaku -administradas por los nipones pero reclamadas por Pekín-, algo que augura nuevas tensiones con el Gobierno chino.

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