Un año, una década…

Así de rápido pasa todo. La vida misma, pasa frente a nuestros ojos con una velocidad vertiginosa.

Nuestro país en este año que finaliza y en esta década que sellamos, ha vivido señalados  cambios pero conforme al sistema, a la manera de ejecutar de los distintos gobiernos que hemos presenciado desde el año 2000 hasta la fecha,  a la optimización de los servicios públicos y a la sociedad en su conjunto, no hemos cambiado mucho, salvo porque desde hace un par de años tenemos metro y más elevados en la ciudad de Santo Domingo.

Iniciamos, hace ya 10 años, tiempos complicados en cuanto a lo económico, político y social. En los primeros años de este siglo, fuimos testigos en el país de:  quiebras bancarias, agujeros negros en la economía nacional, banqueros dueños del país y que ahora pernoctan en cárceles de lujo y confort,  también hemos sido testigos del  nacimiento, repunte y mantenimiento de un narcotráfico insertado entre nosotros, dando como resultado una delincuencia rampante a escalas inimaginables, todo esto, con el importante añadido, de un gobierno perredeísta con el que iniciamos esta década, nefasto, poco eficaz y deprimente en sus ejecuciones, salvo en apoyar a los delincuentes, disfrazados de generales, que albergaba bajo su ala protectora. En  dos años, estos mismos especímenes desean volver a gobernar, con tan poca vergüenza y desfachatez.  En otro orden, tenemos 8 años gobernados por Leonel Fernández, un hombre pragmático, con ideas interesantes de modernización, con grandes aportes a la educación pero con mucha falta de mano dura para las cuestiones realmente importantes de Estado, sin olvidar la fuerte corrupción existente.  Un gobernante que a millones de dominicanos trae por el camino de la amargura y de la decepción.  Cerramos estos 10 primeros años, reclamando un 4% más en el presupuesto designado a Educación, en el que Fernández, justifica que no puede. Mientras, sus ministros millonarios cada día, junto a un abultado erario y nómina pública nunca antes vista, si pueden aumentar.  Nuestra partidocracia estás más gastada que nunca.

En el orden cultural: presenciamos el nacimiento de nuevos ritmos de baile, de vertiginosos cambios en el merengue nacional, más internacionalizado que nunca, gracias a nuestros grandes artistas. La televisión dominicana, que ha vivido cambios importantes en estos últimos años, pero en muchos puntos ha ido en detrimento, salvo contadas excepciones. Prevaleciendo el afán de enseñar más carne, para mantener un programa y ganar audiencias, que el mero hecho de divertir y divulgar la cultura. En otro orden, la década dice “adiós” a grandes glorias del quehacer cultural y artístico del país. Enlutando a toda una sociedad que siente atracción por quiénes durante muchos años ofrecieron lo mejor del arte dominicano. También, la radio en todos estos años, gana más adeptos con programas de interés y donde personajes de la televisión prefieren guarecerse de la mediocridad exhibida en la t.v., hasta nuevo aviso.

Como sociedad: seguimos atrasados mentalmente, y con un machismo cada vez más acentuado pero disfrazado para algunos. En nuestro ambiente, hoy más que nunca, es primordial el “tener” que el “ser”, el  ostentar y aparentar”, que la esencia real del ser humano.  Además, de que la violencia de género continúa arrasando vidas a su paso  y dice presente casi cada día, sin el menor de los arrepentimientos.

Como país: continuamos sin energía eléctrica en pleno siglo XXI, convirtiéndonos así, en la vergüenza de América Latina y del mundo, sin vislumbrar una pronta solución a esta desgracia.  También, el agua potable,  sigue escaseando en muchos sectores y los alimentos de mayor consumo sufren alzas y bajas según la especulación de los comerciantes. El desempleo se agudiza, la falta de atención médica y sanitaria para todos los dominicanos es el pan nuestro de cada día en el sistema público, y que no falte mencionar, que llegamos a la segunda década de este milenio, sin un buen sistema de drenaje pluvial y que sólo los torrenciales aguaceros nos lo recuerda.

En fin, iniciamos años de grandes retos y desafíos para nuestra sociedad, que exige a gritos un cambio en todos los ámbitos para una mejor calidad de vida de los dominicanos. Feliz año 2011 para cada uno de ustedes y ojala que lo negativo pueda convertirse en positivo..!

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