SAO PAULO.- Sejo, de 46 años, es hincha de Croacia.Acompañado por un grupo de tres amigos de camino al estadio ‘Itaquerão’ de São Paulo, no se arrugan ante la masiva presencia de brasileños y coinciden en un pronóstico: Empate con goles.
«Modric es un jugador ‘top’, no es tan bueno como Neymar, pero es ‘top'», dijo a Efe Sejo mientras aguardaba un tren en el Estación Da Luz, en São Paulo, que le llevaría hasta el coliseo que inaugura el Mundial de fútbol con un Brasil-Croacia.
Empates a un gol o a dos en el pronóstico del grupo de amigos, donde domina el número ’10’ de Luka Modric, el astro incontestable del equipo balcánico.
Para Sejo, Rakitic es también buen jugador, pero no al nivel del medio del Real Madrid: «Rakitic es bueno, puede venir a ser un ‘crack’, ahora que va a jugar en el Barcelona», explicó.
Un amigo de Sejo apuesta por un gol con polémica, como sería el del brasileño nacionalizado croata Eduardo, el delantero del Shakhtar Donetsk ucraniano de sangre brasileña y corazón croata, como él mismo reconoció.
Otro, sin embargo, ve en la veteranía del punta Ivica Olic, de 34 años, el mejor activo para amargar Brasil en su estreno en casa.
La sangre goleadora de la estrella croata ausente en la cita de hoy, Mario Mandzukic, fue recordada por una aficionada, hasta que se percató que el ariete del Bayern Múnich estaba sancionado.
Los 20 minutos desde la estación Da Luz, hasta la parada del estadio Corinthians Arena, los croatas eran clara y obvia minoría.
Una pareja de amigos llamaba la atención de varios pasajeros.
Uno ataviado con los colores croatas y otro con los brasileños estaban sentados juntos.
Lucas Martins, de 23 años, es el joven que porta una camiseta con el nombre de Luka Modric impreso. Él nació en Croacia, adonde sus padres había emigrado, pero regresó con apenas tres años a Brasil. Su amor por los colores croatas aún perdura.
«Modric es superior», opinó el joven residente en Uberlandia, una ciudad del estado de Minas Gerais.
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