Redacción Internacional.- Grady Ogilvie y otros compañeros estaban ayudando a su jefe a reformar su casa. Llevaban varios días de demolición cuando el joven de 22 decidió arrojarse sobre una de las últimas paredes de ladrillo que quedaban.
Para su sorpresa, el muro cedió y se derrumbó. «Estaba bastante seguro de que no se iba a derribar», afirmaba Ogilvie que pidió aun compañero que le grabase para reírse. Sin embargo, el resultado no fue el que esperaba y echó a correr en dirección contraria.
«Mi único pensamiento fue salir de allí rápidamente», narraba, aunque confiesa que se sintió muy orgulloso de su hazaña: «Acabo de ahorrarnos un montón de tiempo extra de trabajo».
Además, se sorprendió de lo rápido que se viralizó el vídeo, que en poco tiempo alcanzó 1,5 millones de likes: «Ahora se puede hacer viral casi cualquier cosa».