Cierto: en los últimos 25 años en la República Dominicana, que tiene una Constitución y leyes que disponen de manera clara el castigo de la corrupción, sin inmunidad para nadie (aunque alguna vez en el Congreso Balaguer validó el “derecho” al diez por ciento de comisión), se han definido unos 250 casos de corrupción en todas sus variantes (concursos amañados, sobrevaluaciones, grandes sobornos, etc.), de los cuales apenas cinco llegaron a los tribunales, que dictaron sentencias muy benignas. Por eso, el mundo ahora mismo mira hacia acá y se tapa la nariz, porque en verdad este país apesta.