REDACCIÓN CIENCIA.- Un equipo científico ha diseñado, inspirándose en las semillas de arce, un nuevo y pequeño dron de dos alas, o bicóptero, que se desplaza utilizando mucha menos energía que los vehículos de cuatro alas y de peso similar.
La descripción de este aparato de 35,1 gramos se publica en la revista Science Robotics y sus responsables son expertos en robótica de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong.
Songnan Bai y su equipo se fijaron para su desarrollo en las semillas de sámara del arce japonés (con la parte exterior extendida a modo de ala) para optimizar el diseño aerodinámico de su nuevo vehículo microaéreo.
Al igual que el tamaño de los drones varía, también lo hace su consumo de energía; por ejemplo, los drones más pequeños, incluidos los vehículos microaéreos, tienen una mayor relación entre el consumo de energía y el tamaño.
Necesitan cantidades aparentemente desproporcionadas de energía para hacer girar sus hélices a escala centimétrica lo suficientemente rápido como para generar la fuerza necesaria para volar, detalla un resumen de la revista.
Además, estos vehículos aéreos suelen tener menor impulso o disponen de menos motores a bordo en relación con el número de movimientos que puede realizar el pequeño dron.
Todos estos factores limitan la utilidad de los drones microaéreos en situaciones como las operaciones de cartografía y vigilancia. Ahora, Bai y su equipo diseñaron un modelo que aborda estas limitaciones a través de su forma y movimiento giroscópico.
El vehículo se basa en la estructura y el movimiento de la semilla de sámara, con dos alas que giran de forma que se reduce el consumo de energía y se supera la falta de actuación.
En las pruebas, este bicóptero -que pesa 35,1 gramos- planeó durante más de 24 minutos alimentado por una pequeña batería de 650 miliamperios hora.
«Lo más emocionante de este estudio es la gran mejora de la resistencia del robot. En relación con otros robots ligeros de menos de 100 gramos, el robot de ala giratoria duplica aproximadamente el tiempo de vuelo», afirma Pakpong Chirarattananon, otro de los autores del estudio.