La misma noche de aquel 27 de Febrero, coludido con los peores agentes de la reacción, empezó a negociar el protectorado francés para la república recién nacida. Justo un mes después fusiló a Maria Trinidad Sánchez, gran heroína del sueño patrio. Tras la Independencia más incruenta de la historia, enfrentó las invasiones haitianas, derrotadas gracias al inmenso valor de la peonada. Luego sería la anexión a España, con lo que anuló los méritos ganados en combate. Y, en el colmo de la traición, fusiló a Francisco del Rosario Sánchez. Entonces, ¿qué hacen los restos de ese energúmeno innombrable en el Panteón Nacional?