En este país donde las situaciones absurdas e inexplicables abundan y la racionalidad no siempre se impone, hay que hacer un esfuerzo a nivel nacional para acabar con la dispersión de esfuerzos en materia de las políticas públicas.
Aunque bien intencionados en algunos casos, la dualidad de acciones en una misma dirección crea confusión e impide la unificación necesaria para impulsar los proyectos con coherencia y efectividad.
Esa aberración se ha presentado con el proyecto de ley de emprendimiento anunciado por el Ministerio de Industria y Comercio sin tomar en cuenta una pieza bien elaborada que cursa en la Cámara Baja.
Sin ofrecer explicación alguna, la iniciativa de Industria y Comercio ignoró, de forma olímpica y aparentemente deliberada, las propuestas del proyecto de ley para el lanzamiento de la Estrategia Nacional de Emprendimiento.
El diputado David Collado, quien desde su curul y en su programa de televisión ha realizado una encomiable labor para estimular la creatividad y planes innovadores en la juventud, se ha quejado, con sustentados argumentos, en contra de la actitud unilateral asumida por el Ministerio.
¿Por qué en lugar de actuar de manera individual, Industria y Comercio no se puso en contacto con los proponentes del proyecto original, lo que probablemente hubiera potencializado y enriquecido el plan para fortalecer el emprendimiento en el país?
A diferencia de la posición excluyente del ministerio, Collado está abierto a realizar los cambios que sean necesarios para trabajar de la mano con el gobierno en el tema y promover bases sólidas que incentivar el espíritu emprendedor en el país.
Es de esperar, pues, que este impasse sea superado y legisladores y funcionarios oficiales trabajen en equipo y con ánimo de colaboración, en beneficio de las políticas públicas llamadas a impulsar el desarrollo nacional.