José Mujica me lo roba cada vez que habla, donde sea y ante quien sea. Por ejemplo, puso la nota memorable del Mundial, al definir a la dirigencia de la Federación Internacional de Futbol como “una manga de viejos hijos de puta”, por la sanción “fascista” impuesta al delantero uruguayo Luis Suárez, impedido de jugar por haber mordido a un jugador italiano. Pero, además, su esposa (no “Primera Dama”), la senadora Lucía Topolansky (que, con todo y eso, comparte con el marido los quehaceres domésticos), celebró con una sonrisa las palabras del Presidente de Uruguay (un país civilizado, claro).
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