Managua.– La líder opositora nicaragüense Tamara Dávila, que se enfrenta a una condena de hasta 8 años por «conspiración», exigió ver a su hija de cinco años, con quien no se reúne desde que fue detenida hace ocho meses.
«Demando que me permitan ver a mi hija, comunicarme con ella regularmente», expresó Dávila en una carta divulgada este jueves por sus familiares, en la que argumentó que ese derecho «está establecido en las leyes de Nicaragua y convenciones internacionales de protección a la niñez».
Dávila, dirigente del Consejo Político de la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco, fue declarada el miércoles culpable de «conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional» por el juez Quinto de Distrito Penal de Juicio de Managua, Félix Salmerón Moreno, en un caso en el que la Fiscalía pide 8 años de prisión.
La opositora pidió además a las autoridades que devuelvan a su familia un diario en el que ha «documentado la vida» de su hija «y que han usado de evidencia en este juicio».
«Ahí está escrita la memoria y la vida de una niña, no pueden violar su privacidad de esa forma», sostuvo Dávila, de 41 años, feminista y defensora de los derechos humanos.
Dávila es la única de un grupo de más de 40 opositores capturados en el contexto de las cuestionadas elecciones de noviembre pasado, en las que Daniel Ortega fue nuevamente reelegido, que ha permanecido en «total aislamiento» desde su detención, según han denunciado sus familiares.
“Exijo también que cese mi aislamiento e incomunicación, y el de todas las personas que lo sufren, en especial el de las mujeres presas en El Chipote», una celda situada en la sede la Policía Nacional,
«Estoy en tal aislamiento, que el martes 15, cuando inició el juicio, fue la primera vez en más de ocho meses que comí con alguien. Esto es una tortura, exijo que se restituyan mis derechos”, recalcó.
La activista forma parte de un grupo de 27 opositores que han enfrentado juicios por delitos considerados traición a la patria en lo que va de 2021. Todos han sido declarados culpables.
Aunque los inculpados sostienen su inocencia, el presidente Ortega, quien gobierna desde 2007, tras haberlo hecho entre 1979 y 1990, los ha señalado de “traidores a la patria”, “criminales” e “hijos de perra de los imperialistas yanquis”.