¿Cuánto cuesta en términos económicos el ejercicio político en el país?
¿Cuánto le cuesta al Estado?
¿Cuánto a los candidatos a puestos electivos?
Como dicen que para muestra basta un botón, tomemos como punto de partida los gastos de campaña para los precandidatos a la presidencia en los dos principales partidos nacionales: el PLD de gobierno y el PRM cabeza principal de la oposición.
En la parcela morada donde compitieron Gonzalo Castillo y Leonel Fernández, el primero declaró un gasto de 418 millones 400 mil pesos, de los cuales 394 millones 700 mil habrían provenido de aportes particulares.
Por su parte el ex presidente declaró haber gastado 293 millones de pesos, 149 de los cuales fueron el producto de rifa-profondos.
En el caso del PMR, Luis Abinader admitió haber gastado 114 millones 400 mil pesos suma casi tres veces superior a la de su contendor el ex presidente Hipólito Mejía, al que se le fueron en la campaña 40 millones 700 mil pesos, de los cuales 10 millones 300 mil salieron de su propio bolsillo.
En total, tan solo en las Primarias, el monto total gastado por los cuatro, fue de 866 millones 500 mil pesos.
Se trata de una verdadera fortuna, pero que seguramente vendrá muy a menos con el gasto que requerirá ahora la campaña de aquí a las elecciones de mayo, compitiendo por la Presidencia de la República. Una cantidad que no sería aventurado adelantar podría fácilmente triplicar lo gastado en las Primarias. Y esto descontando que no haya una segunda vuelta en cuyo caso puede darse por seguro que los finalistas se lanzarían de lleno a buscar una cantidad mucho mayor de recursos.
A lo anterior habría que agregar lo que gastarán los candidatos a los varios miles de puestos que estarán en competencia en las instancias municipales así como la totalidad de las curules en el Senado y la Cámara de Diputados. En definitiva se trata de una auténtica guerra donde las municiones tienen el signo de pesos y los votos sustituyen a las balas, donde aplica la famosa máxima del Gran Corso Napoleón Bonaparte cuando dijo que para ganar se requería de “dinero, dinero y más dinero”.
¿Cuál es el costo para el Estado? Cada año, el Presupuesto de Ingresos y Gastos Públicos debe incluir una cuantiosa partida para distribuir a los partidos políticos reconocidos, cuya principal tajada se distribuye a partes iguales entre los considerados mayoritarios. Son aquellos que en las elecciones anteriores hayan obtenido al menos un cinco por ciento del total de sufragios emitidos por los electores. Una cantidad que crece anualmente en la misma proporción que lo hace el Presupuesto.
A eso obviamente hay que agregar el sostenimiento de toda la estructura electoral más el costo de las elecciones que en esta ocasión va a resultar mucho mayor dado que tendremos dos elecciones separadas, una para el nivel municipal y otra para la elección de los diputados y senadores conjuntamente con las presidenciales, si bien esta última pudiera duplicarse si se da el pronóstico de la mayoría de los analistas políticos de que en caso de que compitan las tres principales figuras ninguno logre el 50 más uno para ganar en primera vuelta.
En suma: son muchos miles de millones de pesos que requiere el ejercicio político y el sostenimiento de un sistema democrático que todavía presenta muchas fisuras y arrastra no pocas imperfecciones, pero que como certeramente postuló Winston Churchill sigue siendo “el menos malo de todos los sistemas de gobierno”, al menos hasta prueba en contrario.
Pero el costo más que justifica y demanda que los ciudadanos nos involucremos directamente en la vida pública y tengamos sobrado derecho a reclamar de los partidos políticos propuestas concretas con las que se proponen resolver los problemas que nos preocupan y aquejan y presentar como candidatos a los cargos a ciudadanos capaces, probos y responsables.
Es lo menos.
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