1.- Por una u otra razón se observa en muchos de nuestros paisanos una actitud que no refleja la parte bonita del ser humano, aquella que nos distingue como personas sensibles.
2.- Lo que estamos viendo es a individuos que expresan el proceder de los malvados, réprobos y desalmados. Las expresiones de odio, inquina y desprecio son lanzadas a cualquier alma de Dios.
3.- Hay que hacer todos los esfuerzos posibles por formar a hombres y mujeres de buenos sentimientos; que respiren paz y transmitan alegría, felicidad y plena bondad; necesitamos compartir con entes sociales de buena pasta y una sola pieza.
4.- El medio donde estamos viviendo hoy los dominicanos y las dominicanas impone la creación de personas que sirvan para avanzar, desarrollar y contribuir con su ejemplo a tener un mejor país.
5.- La formación que una persona recibe la acompañará en todo el curso de su existencia; será la guía de sus actividades laborales, familiares, intelectuales, sociales y morales.
6.- De las instrucciones que asimilamos va a depender nuestra actuación en el medio donde desarrollamos distintas acciones ante los demás. Los sólidos conocimientos adquiridos hacen posible desenvolvernos y llegar a ser formales, conscientes y cumplidores con responsabilidad de aquello a que nos dedicamos.
7.- Formar a ciudadanos y ciudadanas para que en el futuro actúen apegados a principios y normas de decencia, de correcto comportamiento, es moldearlas a los fines de que ejecuten sus actos sobre la base de como han sido configuradas para el buen actuar. Darle forma al cerebro del ser humano partiendo de la instrucción, es prepararlo para que materialice lo aprendido.
8.- El hogar y la escuela deben convertirse en los centros adecuados para la formación de esa mujer y ese hombre de nobles sentimientos. Los modales de los futuros miembros de la comunidad dominicana deben ser de solidez ética, moral y humanista.
9.- El niño o la niña aprende con suma facilidad si en la explicación que se le da se conectan los principios generales de la materia que se le ofrece con un ejemplo. Las ideas se fijan en la mente cuando se articula lo narrado con un objeto que las enlaza.
10.- El que recibe la instrucción en forma natural y sencilla, no tiene que hacer mucho esfuerzo para acoplar espontáneamente en su cerebro lo que se ha querido que comprenda. Aquel que ha tenido una buena formación la expresa en la actividad habitual que realiza, sin importar que sea como triciclero, médico, abogado o payaso.
11.- Las educadoras y los educadores deben interesarse por entregarles a la comunidad personas eminentes; excelentes ciudadanos y ciudadanas preparados para servir con calidad en cualquier actividad. La orientación recibida por un estudiante proveniente de un maestro capaz, jamás da demostración de mediocridad, no exhibe vulgaridad, ni cae en ser insignificante.
12.- La persona educada para el buen comportamiento desarrolla su actividad laboral en los marcos de la decencia y la prudencia. En el seno de la sociedad, cada quien actúa acorde con la instrucción recibida, de donde resulta que el limpiabotas, el abogado o el periodista, debe estar preparado para ejecutar su oficio o profesión sin convertirse en un individuo fastidioso, detestable, intolerable, pesado y de mal gusto.
13.- Es una necesidad comenzar a crear conciencia en el seno de nuestro pueblo en el sentido de que se impone formar ciudadanos y ciudadanas que procedan en forma cuidadosa para que den demostración de ser escrupulosos y se desempeñen con absoluto esmero.
14.- No podemos continuar aplaudiendo, haciéndole gracia a aquellos que tratan a los demás como si en este país predominara la chapucería. El ser humano hay que orientarlo para que todo lo que haga sea bien hecho, y no ejecute como el charanguero.
15.- Es menester convencer a lo mejor de nuestro pueblo, que no debemos continuar aceptando como bueno y válido, acoger como si nada, que cualquier descalificado se imponga con un estilo, una forma de actuar que desdice mucho de lo que es una comunidad de personas civilizadas.
16.- La mala educación y la falta de respeto, no deben motivar ovaciones, sino total censura. Los perdonavidas, matasiete que observamos hoy en nuestra sociedad, demuestran estar formados para ser fantoches, huérfanos de decencia, acatamiento y sencillez.