Este año 2013 se cumplen varios aniversarios importantes en la historia de la Humanidad.
Vamos a mencionar solamente dos de ellos, en estos términos generales en que estamos escribiendo: 1ro. Hace 1700 Años que Constantino emitió el Edicto de Tolerancia que de hecho y de derecho permitió un desarrollo institucional más libre al Cristianismo. 2do. Hace 500 años Nicolás Maquiavelo dio a conocer su magistral obra «El Príncipe».
No tenemos tiempo ni espacio para entrar en consideraciones sobre estos dos distintos y lejanos entre sí hechos históricos, cuyos detalles y controversias tan fácilmente se pueden consultar con la rapidez que nos ofrece la electrónica en la red de Internet.
Vamos sí a aprovechar los parangones temporales para ingresar como un meteorito en la atmósfera de nuestras realidades dominicanas con sus referencias concretas del ayer al presente que vivimos.
De este modo, nos referiremos en particular a un importante y notable fenómeno político que se conmemora este año en la República Dominicana, y específicamente aludimos a los 40 años del acto de Constitución del Partido de la Liberación Dominicana que tuvo lugar el 15 de diciembre de 1973.
El PLD fue y es un partido político formado y desarrollado por una concepción histórico-sociológica de su fundador, aquel Maestro de la política y de la vida que se llama y seguirá siendo llamado Juan Bosch.
Como escribió el Maestro en su libro «El PLD un Nuevo Partido en América», esta organización tuvo una prehistoria de la cual salió y a la que perteneció en sus entrañas o vientre donde germinó, y fue esa prehistoria el PRD.
La humanidad también pasó por una prehistoria en términos generales, si bien las sumatorias de las sociedades y pueblos de todo el globo terráqueo también han atravesado procesos de desarrollo sociales distintos y la evolución no ha sido homogénea para todas las agrupaciones de hombres y mujeres organizadas de la humanidad.
Al microcosmos que es el PLD de hoy, 40 años después, también podemos y debemos verlo como un conjunto de grupos, capas sociales y seres humanos en distintos estadios y tipos de evolución en un territorio específico del mundo.
Es el partido y seguirá siendo el PLD de su creador, quien dejó un legado intelectual y un testimonio de vida que ha de prevalecer para que esta organización cumpla con su misión histórica de hacer de la República Dominicana un país desarrollado, libre e independiente como lo ideó Juan Pablo Duarte.
El Congreso Norge Botello tendrá la responsabilidad de reencauzar el partido por los mejores senderos iluminados por las enseñanzas del Maestro. Es una tarea pendiente importantísima, realizable e ineludible.
Los éxitos que han caracterizado al PLD en sus distintas etapas de desarrollo, los distintos desafíos que ha sabido superar por encima de las contradicciones internas y los peligros que le han asechado y acechado, tienen una explicación en las enseñanzas de Bosch y la capacidad política para administrar el Estado que han demostrado sus dirigentes a pesar de todos los errores que pudieran haberse cometido.
Vale recordar todo esto ahora cuando no hay dudas en que retornar a sus orígenes parece ser uno de los puntos de concordancia y unión de los principales líderes en distintos niveles del Partido de la Liberación Dominicana.
Así, lo más importante que debe prevalecer por encima de diferencias pasajeras es el pensamiento estratégico basado en conceptos doctrinales que permitan al partido mantener la unidad y la cohesión que ha prevalecido durante 40 años a pesar de las crisis y vicisitudes que ha tenido que sobrellevar la organización creada por su líder y fundador.
Víctor Manuel Grimaldi Céspedes
Embajador Extraordinario y Plenipotenciario
de la República Dominicana ante la Santa Sede.