La propuesta de unificar las elecciones municipales con las presidenciales y congresuales del 2020 cobra nuevas voces de apoyo a partir de la publicación del presupuesto de gastos que supuestamente conllevará su realización dado a conocer por la Junta Central Electoral por un monto que supera los dieciséis mil quinientos millones de pesos.
Dicha suma como publica hoy el “Diario Libre” en una información comparativa donde hace resaltar el elevado costo de nuestra democracia política, señala que el mismo supera los recursos que reciben quince ministerios, algunos correspondientes a sectores de suma importancia económica y social.
Entre estos figuran el de Educación Superior Ciencia y Tecnología que tiene asignados 14 mil 613 millones; Agricultura que percibe 11 mil 301; el de Medio Ambiente y Recursos Naturales 11 mil 230; Turismo que recibe 9 mil 33. Industria, Comercio y Mypimes cuenta con una asignación de 6 mil 452 en tanto Relaciones Exteriores dispone de 9 mil 374. A Infotep se le entregan 4 mil 378 para financiar todos los cursos de capacitación laboral que lleva a cabo. Son todas cifras en números redondos.
El también matutino “El Día” por su parte dedica una amplia información a los elevados gastos permitido a los partidos y aspirantes en la Ley Electoral durante los procesos de precampaña y campaña, resaltando que los venideros comicios triplicarán el monto incurrido en las elecciones más caras que hemos tenido con anterioridad. En la presente coyuntura los partidos reconocidos recibirán unos tres mil millones de pesos para financiar sus actividades proselitistas.
En base a tan elevado costo, el Ministro de Hacienda se suma a la propuesta de unificar las próximas elecciones, lo que a su juicio le ahorrará al Estado no menos de cuatro mil y posiblemente hasta seis mil millones de pesos. Es una buena suma que da para la realización de muchas obras y actividades de real beneficio público.
Hay otro aspecto a tomar en cuenta y es el corto espacio de tiempo de separación entre las elecciones municipales donde es de esperar se produzcan no pocas impugnaciones dada la cantidad de cargos a debate y de aspirantes a cubrirlos, y el de las elecciones generales. En el supuesto caso de que sea preciso ir a una segunda vuelta, tendríamos entonces tres eventos comiciales en un plazo de seis meses.
Aparte del agobio que supondría su montaje para una abrumada Junta Central Electoral, resultará que gran parte de la atención y el esfuerzo del país se verá embargado por el afanoso accionar político durante la primera mitad del año venidero. De imaginar la forma en que resultarán afectadas todas las actividades productivas y la buena marcha de la economía.
El tema, por consiguiente, da mucho que pensar y tela por donde cortar obligando a poner en la balanza los posibles beneficios de mantener las elecciones separadas y los mucho más seguros perjuicios que reportará.
Ojalá se analice con la prontitud, serenidad y responsabilidad requeridos para tomar una decisión de común compromiso donde prime el interés del país por encima de cualquier otro.