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Batalla Electoral 2024

Urgente: Los corruptos, desacreditadores profesionales

Tony Pérez.

Tony Pérez.

No he visto en mi vida defensa más infeliz al necesario desarrollo de Pedernales que el incesante bombardeo de insultos y descalificaciones a quienes, corriendo el riesgo, desde un escenario nada cómodo, han optado por denunciar y reclamar cárcel para los responsables reales del gran latrocinio de todas las áreas con vocación turística de esa provincia fronteriza.

Ante la falta de argumentos y razones que manden a la calma y orienten a la tranquilidad de espíritu, la jornada de denuestos deviene en acto desesperado por ocultar la gigante estafa mediante el artificio plañidero de que son enemigos de los habitantes de allí y del Gobierno quienes naveguen a contracorriente de la empresa fraudulenta instalada.

Sin advertirlo, quienes así actúan, enseñan el refajo y predican una con una moral encueros en pelota mientras monumentalizan su crimen. Su engaño es doble y tan pesado como el contrato leonino de la “Barrigol”. No es incompatible rechazar un fraude que perjudica el patrimonio nacional, y respaldar el desarrollo provincial. Tan simple como eso.

Y, hasta ahora, ninguno de los denunciantes de tal bochorno nacional, ha expresado desacuerdo con el progreso y el bienestar general de aquella comunidad. Eso es lo importante porque el averiguar si todas estas expresiones provienen de la sinceridad es cuestión de otro momento.

Tan criminal es robarse aquello que pertenece al pueblo dominicano, como aprovecharse del silencio compulsivo de gente empobrecida a la carrera, para levantar un edificio de mentiras que justifique el robo. Y eso han hecho los ladrones y sus aliados. Aliados por desconocimiento de causa o solidaridad o complicidad con el negocio sucio.

No eximo de culpas sobre esta confabulación a los expresidentes Balaguer, Mejía y Fernández. Por comisión u omisión, cada uno en su momento registró fallas gravísimas que han convertido el retrete en más putrefacto, pese a que algunos opinantes mediáticos –como el autor de este artículo– durante años insistieron en alertar sobre tales tropelías.

Pero ¿dónde están los otros culpables estatales? ¿Dónde están los cabilderos? ¿Dónde, otros actores fundamentales de este funesto proceso? Porque veo cómo unos opinantes mediáticos acusan y satanizan a los exmandatarios, mientras santifican y encubren a los gestores “de buena fe” que habrían “persuadido” a tales políticos acerca de la “pulcritud” de la mencionada operación dolosa en la que algunos de ellos tiene intereses. Quiero saber cómo se puede estar al mismo tiempo con Dios y el diablo sin ser por lo menos hipócrita.

Se trata de una disección criminal en tanto enmascara la verdad y niega el derecho a informarse con veracidad que tiene la población para reducir los niveles de incertidumbre en su vida diaria, mientras legitima un delito de lesa sociedad, una atrocidad mayor.

Si algo ha de aprender bien temprano en su gobierno, el Presidente Danilo Medina, es que los profesionales de la mentira y el dolo merodean por todas partes, y son excelentes intérpretes de canciones que enternecen e inducen a cambiar de actitud al más indiferente de los tiranos. Mucho más a un demócrata sensibilizado por la desigualdad social, como él.

Muchas veces se ha visto en este patio que los presidentes y funcionarios subalternos, por conveniencia o no, se dejan atrapar por las redes de la viveza, y prefieren escuchar solo los merengues de su gusto, en un vano intento por negar la realidad.

En muchas ocasiones es sin embargo más saludable, en términos socioeconómicos y de futuro político, parar las orejas ante las críticas, sin importar su acidez y el origen ideológico, que poner oídos sordos y descalificar a los considerados de manera ligera por los carentes de argumentos como desafectos, perversos, mentirosos, intransigentes, oportunistas, arribistas y habladores de sandeces.  Porque de lambiscones, exindigentes, mercaderes y empresarios del erario está lleno este reino.

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