No hay nada imposible para aquellos que, acarician sueños, aunque aparenten una locura, si se proponen, con dedicación y esfuerzo, a que se hagan realidad. Eso se alcanza si eres uno de los que están dispuestos a sortear todos los obstáculos que se presenten, aún arriesgando tu vida.
Recuerdo un conocido refrán popular, “querer es poder”, que encierra una gran verdad, porque para el hombre, que tiene aspiraciones, y se traza una meta y desea superarla, desafía todas las adversidades que se lo impidan, hasta llegar a convertirse en un vencedor.
Al respecto, cito el famoso caso de Eric Welnenhmayes, un hombre que sintió que el frío calaba lo más profundo de su ser. La brisa golpeó su rostro, semicubierto con lonas. Había alcanzado una hazaña: llegar a la cima del Everets. Sí, es cierto que ya otros lo han logrado, pero en el caso de Eric es diferente, porque él no puede ver. Palpó la bandera que ondeaba libre, a semejante altura. “¿Descendemos ya?”, preguntó a sus ayudantes. “Sí, es tiempo de partir…”, y comenzaron el lento descenso, rodeados por la nieve.
Eric conquistó un sueño, por esa razón la emoción que sintió en aquel momento no se puede describir con palabras. ¡Es el único invidente, en toda la historia, que logra llegar tan alto!
Al principio creyeron que estaba loco. Recibió críticas, burlas y respuestas cargadas de desdén cuando pidió ayuda y patrocinio para materializar su anhelo. Por fin, después de superar sinnúmero de obstáculos, asistido por varias personas que le guiaban, alcanzó su meta. ¡Una auténtica proeza que engrandece el espíritu de quienes se erigen como vencedores en la humanidad!
Como él, otras personas que no pueden ver, vencieron sus limitaciones físicas para coronar sueños que parecían una locura. Aunque enfrentaban la ceguera, lograron los sueños de su corazón.
Usted puede lograr propósitos que, en apariencia, suenan inalcanzables. La Biblia dice: «Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará” (Salmo 37:4-5. Nueva Versión Internacional).
Permita que Dios obre en su vida, que opere esa poderosa transformación que le tornará una nueva criatura, y comience a pensar y actuar como lo que usted es: Un vencedor… ¡Dios está a su lado!
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