REDACCIÓN.- Algunas de las teorías conspirativas sobre las vacunas anticovid les atribuyen incluso un origen satánico, como los mensajes difundidos en EEUU y Brasil que aseguran que el fármaco de Moderna con tecnología de ARN Mensajero contiene entre sus ingredientes “Luciferina” disuelta en “66,6 mililitros” de fosfatos.
Usuarios de Facebook y Twitter apelan así, en decenas de pequeñas publicaciones, a supuestos vínculos satánicos en la composición de los fármacos usados en la inmunización contra el coronavirus.
“La vacuna Moderna contiene ‘luciferina’ en una solución 66.6. ¡No pueden hacer esto!”, puede leerse en uno de los mensajes en inglés, que además adjunta la captura de un tuit eliminado que aseguraba: “¡Santo infierno! La vacuna de ARNm de Moderna contiene *Luciferina*”.
Otro de ellos, que ha sido divulgado en Brasil, afirma: “Vea la fórmula de la vacuna Moderna. ¿66.6 y Luciferina le recuerda a alguien algo? COVID-19: la vacuna de ARNm contiene luciferina disuelta en 66,6 ml de fosfato”.
Este último mensaje comparte, además, un enlace a un artículo de un portal web local que termina con la frase “Dios tenga piedad de nosotros” y adjunta como prueba una patente otorgada a Moderna en Estados Unidos.
Lo cierto es que la luciferina es un compuesto responsable de la emisión de luz en algunos organismos que no provoca efectos nocivos y realmente se utilizó en una patente de Moderna en 2012, pero no forma parte de la composición de la vacuna anticovid desarrollada por estos laboratorios farmacéuticos.
El compuesto que usan las luciérnagas
La luciferina no es una sustancia desconocida. Se hace referencia con este nombre a cualquiera de los compuestos orgánicos cuya oxidación en presencia de la enzima luciferasa produce luz, como es el caso del mecanismo natural que utilizan las luciérnagas.
De hecho, su capacidad para generar luz en los organismos bioluminiscentes es el motivo de que la luciferina y la luciferasa fueran bautizadas con nombres derivados de Lucifer («portador de luz», en latín).
Sin embargo, de acuerdo con las fichas técnicas publicadas por organismos reguladores sanitarios, la vacuna desarrollada por la farmacéutica estadounidense no tiene dicha enzima luminescence entre sus ingredientes.
Así, el término “luciferina” no figura en el documento sobre la composición del fármaco de Moderna que publicó la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EEUU en su página web al aprobar su uso de emergencia en el país.
En realidad, la vacuna Moderna contra la covid-19 contiene «ácido ribonucleico mensajero (ARNm), lípidos (SM-102, polietilenglicol [PEG], 2000 dimiristoil glicerol [DMG], colesterol y 1,2-diestearoil-sn-glicero-3 -fosfocolina [DSPC]), trometamina, clorhidrato de trometamina, ácido acético, acetato de sodio trihidrato y sacarosa”.
En todo caso, tampoco hay referencia alguna de efectos negativos para la salud de este compuesto. Y su uso como mecanismo de detección de la covid-19 en pruebas y tests ha sido estudiado desde 2020 por investigadores de diversos centros, entre ellos la Universidad de Texas.
Una patente de 2012
El origen de esta falsedad se encuentra en la patente que mencionan algunos de los mensajes virales, ya que el documento identificado en la base de datos Google Patents como «US20120251618A1» cita la sustancia “luciferina” y su uso en una composición de 66,6 mililitros de fosfatos.
Sin embargo, se trata de un aval otorgado a Moderna en 2012 que recoge diferentes mecanismos desarrollados por la farmacéutica para la “entrega y formulación de ácidos nucleicos modificados”.
En el caso de su uso específico en 66,6 mililitros de fosfatos, la patente hacía referencia a una prueba de campo realizada con ratones como parte de la efectividad de ese método para favorecer la expresión de proteínas.
Vacunas en ARN mensajero
Las vacunas anticovid de ARN Mensajero o ARNm, como las desarrolladas por Moderna y Pfizer/BioNTech, son aquellas que utilizan un novedoso -aunque no desconocido- método de biotecnología por el que se inocula en el organismo un fragmento muy pequeño del código genético del coronavirus.
Sin riesgo alguno de contagiar la enfermedad, el ARNm da “instrucciones al organismo para que produzca una pequeña parte del virus”, conocida como proteína Spike y presente en su superficie, “lo cual provoca una reacción del sistema inmunológico”.
Una vez el ARNm ha cumplido su misión, las propias células destruyen ese material genético inoculado a través de la vacuna, lo que impide por completo un eventual acceso del virus o cualquier riesgo de alteración genética.