Madrid.- El premio Nobel Mario Vargas Llosa aseguró este martes que la lectura de la obra emblemática de Gustave Flaubert (1821-1880) Madame Bovary le «convenció» de que la literatura era «la mejor vocación del mundo» y podía «cambiar la sociedad».
En el encuentro literario «París, Flaubert y el Escribidor», organizado por el Instituto Francés en Madrid, el hispano-peruano contó cómo llegó a sus manos el libro de Flaubert por primera vez, en uno de sus primeros viajes a París en sus años de juventud, cuando, en una librería abierta hasta la madrugada, adquirió el libro.
«Me pasé varias horas de la noche leyendo y me quedé transformado, descubrí la revolución literaria y me convenció de que la literatura era la mejor vocación del mundo y que se podía cambiar la sociedad escribiendo novela», compartió.
UN NUEVO NARRADOR, EL GRAN «DESCUBRIMIENTO» DE FLAUBERT
El premio Nobel de Literatura destacó que el gran «descubrimiento» del escritor francés fue «un nuevo narrador que podía ser invisible, desaparecer y ser una visión del mundo con ojos que miraban la escena y que no ejercía ninguna coacción sobre el personaje».
Recordó que Flaubert invirtió cinco años de su vida en escribir esta novela, a la que dedicó entre diez y doce horas diarias durante ese lustro, y estimó que «todo el mundo lo leyó por la belleza de la escritura» pero sobre todo «por una identificación de esa mujer que se atreve a liberarse de su condición a través del suicidio».
«Flaubert no estaba muy contento con la creación de Madame Bovary y entonces explica que era una historia en la que una chica se casaba con alguien muy diferente a ella, pero en cuanto se lee se ve inmediatamente que no es eso, que es de una sutileza extraordinaria y que Madame Bovary era superior desde un punto de vista moral», contó.
MADAME BOVARY, UN ALICIENTE PARA ESCRIBIR LA CIUDAD Y LOS PERROS
El peruano explicó que su padre, al igual que el de Flaubert, no quería que se dedicara a la literatura y optó por llevarle a una academia militar para que la literatura fuera perdiendo influencia en su hijo.
Esa experiencia, donde Vargas Llosa encontró otra forma de escribir, con cartas de amor para compañeros «enamorados que no sabían que contestar» a sus novias, le sirvió después para escribir su primera novela, «La ciudad y los perros», que también fue alentada por la lectura del gran éxito de Flaubert, según dijo.
«No sé exactamente cómo tengo una idea de la novela que voy a escribir, tengo ideas muy confusas al principio pero creo que la influencia de Flaubert siempre está ahí, presente, en la forma de escribir los personajes, es una forma que bebe de esa invención de Flaubert», incidió.