Por: Edward Chá
SANTO DOMINGO.- A pocos minutos pasadas la 3 de la tarde, visitamos el primer colmadón, horario en el que se supone que no debería poder adquirir bebidas alcohólicas por la prohibición, al menos en teoría.
En la práctica, es una historia… completamente distinta.
Intentamos en otro local de un populoso barrio de la capital por segunda vez y los resultados no fueron nada halagüeños.
Sin embargo, dice la expresión que a la tercera es la vencida, así que nos dirigimos a otro establecimiento, en el cual tampoco encontramos ninguna traba a la hora de adquirir alcohol. Los comerciantes lo vendían de manera natural y sin temor a ningún tipo de sanción.
La ausencia de controles para el expendio de bebidas alcohólicas en los barrios es evidente, la presencia policial es escasa. Estas se venden como pan caliente pese a la prohibición en sectores como los Ríos, Los Jardínes, entre otros.
Ante la falta de control por parte de las autoridades, sobre nosotros, los ciudadanos, recae la responsabilidad de no incurrir en la práctica ilegal en la que yo incurrí para evidenciar la infracción .
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