MADRID.- «Un finlandés puede hacer bachata, de hecho cualquiera puede hacerla», afirma el cantautor Víctor Víctor, uno de los máximos representantes de este género musical, «hijo del bolero», que nació en los barrios populares de República Dominicana en los años sesenta.
En realidad, «cualquiera que se enamore y lo boten (abandonen) puede escribir una bachata», especifica el músico dominicano (Santiago de los Caballeros, 1948), en una entrevista con Efe en Madrid, ciudad en la que este viernes repasará sus temas de toda una vida en un concierto junto a su grupo La Vellonera.
También participará, el lunes 26, junto al director de la Música Dominicana, Juan Tomás García, en la conferencia ilustrada «La Bachata: canción popular dominicana«, en la Casa de América de la capital española.
Y es que de bachata Víctor Víctor sabe mucho, porque lleva toda la vida escribiéndola y tocándola, pero lo hace «de una forma muy cercana del bolero», porque le interesa que se conozcan sus raíces fundamentales, «de dónde viene».
«Los primeros bachateros trataron de reproducir el tipo de bolero del trío Los Panchos, y lo que les salió fue una especie de injerto dominicano al bolero tradicional, que estaba muy influenciado también por el ‘lloraito’ de las rancheras mexicanas que sonaban cada mañana en las radios populares dominicanas», explica.
«Y, las de ese tiempo, eran además rancheras muy sentidas, como las de Amalia Mendoza, Miguel Aceves Mejía o la Mariachi Vargas de Tenochitlán», recuerda.
Fue en República Dominicana donde se empezó a hacer una bachata «más animada, más positiva», porque hasta entonces «las letras eran una tragedia».
«Nosotros empezamos a cambiar el asunto. Fue el compositor dominicano Luis Días el primero al que le empieza a llamar la atención la bachata como la expresión romántica popular del barrio», apunta el autor de «Mesita de noche» y «El camino de los amantes», dos de los temas que le dieron fama internacional.
Esa sería la forma más precisa de definir este género musical, que ha ido evolucionando de la mano de las nuevas generaciones de artistas, pero manteniendo la base de toda la vida.
«La bachata no es pura, pura dominicana, se purifica cuando le ponemos el elemento dominicano, la forma de hablar de la esquina … tiene muchos elementos dominicanos, pero no podemos desprendernos de que su origen es el bolero. Si no fuera hija del bolero no hubiera tenido el mismo recorrido, ni hubiera sido tan internacional», señala Víctor Víctor.
Y es a nivel internacional, principalmente en Estados Unidos, donde se le ha dado un toque de pop, gracias a jóvenes representantes del género como Romeo Santos o Prince Royce.
«Su forma de cantar está mucho más cerca de lo que los estadounidenses llaman el R&B (Rhythm and Blues). Son dominicanos nacidos en Estados Unidos, comen mangú con huevo frito y sancocho -platos fundamentales de la gastronomía dominicana– pero en Estados Unidos. La nueva bachata mantiene la base de toda la vida, pero usa elementos del pop», explica el cantautor.
Hacía un año que Víctor Víctor no actuaba en España. Su última visita fue para presentar «Bachata en la zona», un trabajo que recogía sus canciones más conocidas, interpretadas por amigos dominicanos, como Pavel Núñez o el fallecido Fernando Echevarría, y de otros países, como el español José Ángel Hevia, con quien compuso «Bachata con gaitas».
«Aproveché también para presentar gente nueva, como Janio Lora o Kobi Quintana, una dominicana de padres españoles», recuerda el músico, que se reconoce «sorprendido» por la acogida de la bachata en España.
«Cuando vinimos a finales de los 80, principios de los 90, trajimos una bachata mucho más tecnificada. La de barrio, muy popular, no se oía aquí, pero a medida que he ido viniendo he visto cómo ha ido creciendo, me imagino que el turismo tiene mucho que ver con eso», apunta.
Su concierto de mañana en los Teatros Luchana de Madrid y su participación en la conferencia del lunes en la Casa de América forman parte, además, de los actos con los que la comunidad dominicana en España celebra el «Mes de la Patria», en el que se conmemora la independencia del país caribeño de su vecino Haití, el 27 de febrero de 1844.