París.- El Museo del Louvre ha interpuesto una demanda contra el individuo que este domingo lanzó una tarta contra el cristal que protege a la Gioconda, de Leonardo Da Vinci, disfrazado en silla de ruedas y con una peluca de mujer.
Fuentes del Louvre indicaron que el museo ha interpuesto ya la denuncia contra un visitante que simuló tener una discapacidad para acercarse a la vitrina de seguridad en la que se encuentra la Gioconda, uno de los principales reclamos del museo parisino.
«El Louvre aplicó el procedimiento habitual previsto para personas con movilidad reducida, permitiéndole admirar esta obra mayor del Louvre», indicó la institución, que renovó recientemente la sala en la que se expone el lienzo para acoger por filas las grandes concentraciones de visitantes que se amontonan delante del cuadro.
Según el museo, una vez que el individuo se encontraba cerca del cuadro lanzó una tarta que había escondido entre sus objetos personales, pero ésta no provocó daños en la Gioconda, que se encuentra protegida por un cristal antibalas.
«El individuo fue inmediatamente agarrado y evacuado por los agentes de seguridad y después entregado a la policía, que acudió al recinto», añaden.
En varios vídeos publicados por los visitantes en redes sociales, se ve a un individuo en silla de ruedas, con peluca y gorra, siendo conducido al exterior de la sala por el personal de seguridad mientras grita: «Pensad en la Tierra. Hay gente que está destrozando el planeta. Es por ello que he hecho esto».
Aunque no hay imágenes del momento en que hombre lanza la tarta, las instantáneas de los visitantes permiten ver al personal del Louvre recogiendo los restos de la tarta y limpiando el cristal, que quedó manchado durante un rato.
El lienzo, de principios del siglo XVI, es uno de los principales reclamos del Louvre que recientemente hizo obras en la sala donde se expone para poner orden en las aglomeraciones que suelen darse ante la Mona Lisa.
Fue este cristal lo que permitió proteger la obra, que ha sido víctima de otros ataques, como cuando un hombre lanzó una taza contra ella, en 2009, o cuando en 1974 fue prestado a Japón y una mujer intentó destrozarlo con un aerosol rojo.
El cristal se colocó precisamente para evitar las agresiones contra la obra, que en 1957 sufrió un ligero daño después de que un visitante boliviano le lanzara una piedra: «Tenía una piedra en el bolsillo y de pronto me vino a la cabeza la idea», dijo entonces el hombre en el diario Le Monde.