Visión optimista

A pesar de los problemas que ha confrontado en el año próximo a finalizar y los retos que debe afrontar en el 2012, la República Dominicana tiene grandes potenciales para seguir avanzando en su desarrollo económico e institucional.

Esta es el panorama objetivo que se puede extraer de un examen sereno de todas las variables que se han observado en los parámetros socioeconómicos del país, al margen de los juicios interesados que se hacen desde ópticas políticas y partidarias.

Desde el ámbito oficial, en todos los gobiernos ha sido siempre una constante, no importa el partido que esté en el poder, defender contra viento y marea el desempeño de la economía pública, mientras desde la oposición la contraparte es una visión casi siempre de descalabro.

El pesimismo como tendencia existencial resulta tan contraproducente como un optimismo que sólo se apoya en deseos o una expectativa puramente quimérica. Con razón, el gran filósofo español José Ortega y Gasset decía que “no basta que una cosa se nos antoje deseable para que en realidad lo sea”.

Sin embargo, es provechoso desechar las inclinaciones quejumbrosas que nada aportan y que, en cambio, obstruyen la posibilidad de identificar fórmulas efectivas para el progreso y que permiten vencer las dificultades que surgen en la dinámica de pueblos y naciones.

El período navideño es propicio para hacer un llamado tendente a potencializar un enfoque positivo de nuestra realidad, de los medios con que cuenta el país para salir adelante en el complejo y competitivo mundo global, bajo la influencia de las nuevas tecnologías y las redes sociales que caracterizan la llamada sociedad de la información.

Además, es oportuno instar a la moderación para que las navidades transcurran sin hechos lamentables. Las celebraciones no deben desbordar el equilibrio que es indispensable para un disfrute sano de la vida y de sus diferentes momentos y circunstancias.